Hace algunas décadas hablar del Gobierno Revolucionario de las
Fuerzas Armadas significaba hablar de algo políticamente incorrecto, porque
como en todas las épocas, siempre han existido las campañas de desinformación
orquestadas principalmente por pequeños grupos de poder económico que no
descansaron hasta “convertir” al general Juan Velasco Alvarado en el personaje
más miserable y funesto en la historia del Perú.
Así, el tiempo no pasa en vano, y
la cinematografía peruana ha sabido reflejar en los ecranes de las salas las
fracturas sociales y políticas del país; en ese sentido cineastas como: Luis
Figueroa, Armando Robles Godoy, Fico García, Nora de Izcue, y el Grupo Chaski siempre
se comprometieron con los peruanos de verdad, me refiero a los que viven en el Perú
profundo; y en estos momentos el joven cineasta Gonzalo Benavente Secco acaba
de estrenar en el 23° Festival de Cine de Lima, su nueva película “la
revolución y la tierra”.
Benavente que ya había debutado en el cine sin mayores brillos con su ópera prima “Rocanrol 68”, esta vez tomó el reto, investigó responsablemente, armó su equipo de batalla y se puso al frente de un trabajo complicado como lo que es hablar de la Reforma Agraria en el Perú, y de su digno representante Juan Velasco Alvarado.
La película desde el inicio, y al
estilo castrense le ordena al espectador erguirse en la butaca, por el fragor
de la marcha militar que invade la sala mientras Velasco anuncia su golpe
militar del 3 de octubre de 1968, para erigirse como el nuevo presidente del
Perú.
Han pasado 50 años desde la Ley
de la Reforma Agraria, y Benavente del modo más frontal nos cuenta una historia
que por décadas ha sabido mantenerse en silencio. En tanto, ideólogos e intelectuales de la talla de Héctor Béjar,
Hugo Neira, y Nelson Manrique explican con lucidez qué fue lo que pasó realmente en aquellos
años convulsionados donde el campesino
no valía nada, y trabajaba la tierra por nada. Asimismo, el resto de testimonios
de historiadores, cineastas, y críticos, que ofrece el flime reflejan el
sinsabor de los que crecieron posteriormente creyendo otra historia; algo
semejante a los antiguos westerns norteamericanos donde los malos de la
película siempre fueron los indios y/o apaches.
Algo importante y acertadísimo, es la introducción de algunas escenas de clásicos cinematográficos como Kukuli, La muralla verde, Espejismo, Túpac Amaru, Caídos del cielo, Avisa a los compañeros, Muerte de un magnate, La boca del lobo, y Gregorio, y que afortunadamente impregna un tremendo volumen narrativo, que dota de gran dimensión cinematográfica al documental.
La cinta también hace un relato
cronológico de la cultura popular desde la época sesentera hasta llegar a los
noventas, era del nacimiento de la tecno-cumbia. En otros pasajes, surge una
vieja filmación donde interviene un gallardo
chalán Rafael Graña que era el dueño de cientos de miles de hectáreas de la
legendaria hacienda Huando, y que se muestra como el “protector” de los
campesinos; aquella escena parece sacada del cine de Walt Disney, por lo hilarante que resulta escuchar
el pésimo idioma ingles que vocaliza el tal Graña.
La cinta se muestra oportuna al
recordar luego de mucho tiempo al Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización
Social, más conocido por su acrónimo SINAMOS,
y creada en 1971; y más oportunas son las escenas del chaman campesino
Saturnino Huillca, quien fuera apresado por años en el penal amazónico “El Sepa”.
Algo desconcertante resulta la
aparición de un edulcorado Francisco Morales Bermúdez (requerido actualmente
por la justicia italiana para que cumpla
pena de cadena perpetua por presuntamente ser parte del Plan Cóndor) que como
si no hubiera pasado nada pierde la
memoria cuando le preguntan sobre las películas de temática campesina que
fueron incineradas durante su régimen militar. Además, el documental también
habla de los bonos al portador que en su
momento se emitieron a los campesinos y a
los terratenientes ricos, para
resarcirlos, pero luego estos bonos perdieron su valor al convertirse en nominales,
y el Estado posteriormente solo pagó pecuniariamente al 70% de los terratenientes
ricos, y no a los pobres.
En suma, “La revolución y la tierra” rompió el silencio que desde hace 50 años reina en los medios, en los claustros universitarios, y en las tradicionales familias fachas del Perú; y se ha convertido en un documento valioso y obligatorio para las nuevas generaciones, que todavía están a tiempo de conocer y de comprometerse con lo que significa la memoria de un país.
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN Gonzalo Benavente Secco
GUION Grecia Barbieri, Gonzalo Benavente Secco
PRODUCCIÓN GENERAL Carolina Denegri
JEFATURA DE PRODUCCIÓN Diana Castro
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA Elard Robles
ASISTENCIA DE CÁMARA Y LUCES David Huamán
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN Daniel Farfán
DIRECCIÓN DE ARTE Grecia Barbieri
DIRECCIÓN DE SONIDO Willy Ilizarbe
MÚSICA ORIGINAL Santiago Pillado-Matheu
EDICIÓN Chino Pinto Gonzalo Benavente Secco
COLORIZACIÓN Cérsar Pérez
INVESTIGACIÓN Matteo Stiglich, Grecia Barbieri, Gonzalo Benavente Secco PRODUCCIÓN DE INVESTIGACIÓN DE MATERIAL DE ARCHIVO Nayo Aragón, Milagros Távara