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La «revolución» venezolana y el fujimorismo: la triste historia de los defensores de Maduro y los trolls más descerebrados.

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El Perú tiene un déficit de conciencia nacional, otro de identidad y uno mucho más grande de crítica y de memoria política. Pero no bastando con ello, dudo mucho que la gente no sepa o no deduzca los hechos de nuestra historia reciente, es decir, según mi opinión todos no pueden ser ignorantes; de hecho, algunos entienden la gravedad de lo que sucede, pero son cínicos o deliberadamente malvados.

No existe justificación alguna para un fujimorista que no estribe entre los extremos propuestos, pero entre los que se les oponen, es decir, los antifujimoristas, hay una cantidad ingente de descerebrados, gente sin la menor aptitud para la reflexión y el ejercicio crítico del pensamiento, no importa ya si son izquierdistas, anarquistas, revolucionarios, liberales o, en el peor contrasentido, seguidores de PPK, quien ejerce el fujimorismo por los mismos medios solo que con otro nombre.

Para más señas, en el reciente caso de la ministra Martens, hubo quienes tildaron de fujimoristas a quienes exigían que Martens responda por su mala gestión al frente del MINEDU, pese a que, al mismo tiempo, ya se había manifestado un completo desprecio al diario Exitosa por su falta de ética periodística al propalar información inexacta sobre la postulación del hijo de la funcionaria en cuestión.  Es decir que, existe gente que no entiende matices y en su brutalidad se expresa tan fanática y estúpidamente como los peores talibanes o como los más discapacitados mentales. Esta gente que no entiende de matices ni de nada que estimule la crítica y el desarrollo de la inteligencia no puede llegar a comprender que Martens es la responsable política por la crisis del magisterio, cuya huelga, reclamos y exigencias no han sido resueltas por el Ejecutivo y que así esto sea reclamado por los fujimoristas, su indignidad no deslegitima el pedido.

En este sentido, el fujimorismo es cada vez más fuerte porque su oposición no está guiada por la inteligencia sino por la intolerancia y, a veces, por la violencia. Lo peor es que cuando se recurre a la violencia siempre es de esperar que habrá alguien mucho más violento. En esto no reparan, los miserables y cobardes trolls que se atreven a calificar a personas muy superiores a ellos y que bloquean, se ocultan y temen ante la primera exigencia concreta del que ha sido incomodado y que como corresponde, a todo individuo bien nacido, exige una satisfacción.

Esta gente tan errada, halla sus pares en el otro bando, cuando se dice, por ejemplo, apoyemos a Maduro y a la Asamblea Constituyente venezolana porque no podemos consentir la injerencia estadounidense en los asuntos latinoamericanos, nunca más se debe consentir la égida del imperialismo yanqui al sur del río Bravo etc.

El problema es que la intención norteamericana por “tumbar” el régimen de Maduro no hace que este gobierno sea idóneo ni positivo para la gente. Esto no significa apoyar a los EE.UU., cuya política internacional es una de las más nefastas de la historia, sino saber entender los matices que brinda la realidad.

Otro gran error que he advertido en la defensa que se hace de Maduro y su Asamblea, es creer que el apoyo de la gente puede respaldar cualquier forma gubernamental.

En todo caso, se debería esclarecer la razón por la que existe la obligación de convocar a una Asamblea Constituyente, cuando el mismo pueblo no la ha reclamado, es decir, cuando el fundamento mismo del Poder Constituyente no ha hecho uso de sus facultades.

En realidad, lo que busca la Asamblea de Maduro es dejar sin ejercicio al congreso venezolano en el que este tiene una gran oposición. Lógicamente, esta oposición no presentó candidatos a la Asamblea, hecho que de por sí deslegitima a la conformación del cuerpo legislativo recién formado por una totalidad de adherentes del mandatario en cuestión, pero esto no es advertido con todo el impacto que debería por la mayoría de la gente.

Repárese en un dato cuantitativo muy importante, el parlamento venezolano fue elegido por más de 14 millones de ciudadanos. La asamblea de Maduro, por una cifra que apenas rebasa la mitad del electorado que eligió a los representantes de la institución defenestrada por la “hábil” maniobra del sucesor de Chávez, los mismos que serán execrados de todo ejercicio político gracias al supuesto aval de la población y a la “democrática” medida de convocar a una asamblea porque no se pudo o no se quiso concertar con el Parlamento.

La sola idea de un gobierno regido por una sola persona durante años es un suplicio a los ojos de toda la gente que está por la libertad dado que la alternancia de mandatarios es una de las mejores señales del cumplimiento satisfactorio del ejercicio democrático.

Los cuatro meses de protesta en contra de Maduro han dado como resultado una suma aproximada de 120 muertos que ha resultado del ejercicio de violencia de las dos partes en conflicto. Interesantemente, los ciudadanos fallecidos parecen pertenecer solo al bando opositor, lo que demuestra la cruenta represión de la policía madurana.

El encarcelamiento de López es otra arbitrariedad que no será jamás señalada como corresponde en tanto no el espectador no se libere de las estúpidas veladuras que dan las ideologías cuando son mal procesadas por mentes infértiles, y así López, en un futuro cercano, demuestre ser un tipo absolutamente entreguista, un cobarde o un siervo de los EE.UU., los vejámenes que ha sufrido por el régimen “revolucionario” deben indignar a todos los ciudadanos libres y conscientes del mundo.

La vida es compleja; la muerte, el caos, la política, también. Venezuela sufre opresión, pero el Perú, también, pese a las formas más o menos democráticas que han caracterizado nuestra política desde la “caída” del dictador Alberto Fujimori.

En fin, casi todas las cancillerías latinoamericanas han manifestado su rechazo al quiebre constitucional dado por Maduro. En nuestro caso, es imposible no señalar el oprobioso 5 de abril, cuyas consecuencias aún padecemos de tantas formas que enumerarlas seria agotar la extensión del ciberespacio.

Cabe atender al hecho de que la mayoría de defensores de la “revolución” chavista, justifican sus últimas acciones por un supuesto aval de la mayoría de la población, lo que nos demuestra que el déficit de conciencia, identidad, crítica y memoria política de los individuos señalados en este texto es absoluto.

Cabe recordar el apoyo ingente que tuvo el golpe del 5 de abril y las hordas que idolatraban a Hitler y Stalin, a ver si se entiende que el aval popular no puede legitimar a la opresión ni al horror ni a la dictadura, ya sea está fascista o la del proletariado.

 

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