Opinión

La revolución silenciosa

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

En el Perú, se esta llevando a cabo una profunda revolución silenciosa que las apariencias políticas esconden. Mientras la clase política batalla sórdida por el poder en la crónica policial de los medios de comunicación; los peruanos organizados en movimientos colectivos de espíritu tribal han tomado un camino diferente. No los mueve una ideología política, programa, caudillo, menos un sentimiento nacionalista, sino el instinto de sobrevivencia.

Diez millones de peruanos sin agua ni desagüe, millones de agricultores desesperados por insumos agrícolas y la amenaza inminente de hambruna por los expertos del mundo; pequeños, medianos empresarios y, millones de familias acosadas la banca usurera que ha creado un esclavismo financiero a través de las altas tasas de interés; educación y salud en bancarrota; inseguridad ciudadana y violencia mediática en la prensa;  organizaciones sindicales  convertidas en aristocracias obreras de los trabajadores con empleo formal han abandonado a inmensos sectores populares que requieren representación.  

El Estado al servicio de los intereses privados se ha convertido en un instrumento de opresión burocrática y corrupta, en un botín de politicastros incompetentes, sin embargo, ese Estado prebendario ha servido para que diversos sectores sociales accedan al presupuesto nacional. Los machiguengas y las comunidades de Camisea organizaron el distrito de Megantoni, con el objetivo de acceder al canon del gas. No fue una batalla política violenta, sino administrativa, este logro ha transformado la estructura de poder en La Convención, la provincia cusqueña que aspira a convertirse en la capital de la región del VRAEM, para huir del centralismo cusqueño.

Los comuneros del distrito de Challhuahuacho, en la provincia de Cotabambas —Apurímac— le exigen al gobierno y a la empresa minera las Bambas compartir la propiedad y las utilidades de la minería. Esta propuesta modifica la lógica de hacer minería en el Perú; porque se abre un largo debate sobre como se va a desarrollar esta actividad fundamental para el desarrollo del país. Miles de comuneros han empezado a tomar en cuenta la iniciativa de Challhuahuacho. Los políticos, medios comunicación, gremios empresariales no ven que, en el Perú, se desarrolla una transformación indetenible.  No están contra la economía de mercado, ni contra la propiedad privada, ni la inversión, al contrario, están usando toda su fuerza para ser parte del proceso productivo en mejores condiciones.

Rohel Sánchez, candidato a gobernador por Arequipa, ha planteado crear la banca regional, dirigida a las pequeñas empresas y familias acosadas por la banca monopólica (BCP, BBVA, SCTOTIANBANK, INTERBANK) dueños de farmacias, AFP, grifos, aseguradoras, clínicas, laboratorios, centros comerciales, empresas agroalimentarias, universidades.  Esta propuesta nos llena de alegría, porque luego de las movilizaciones masivas en abril de este año en Arequipa, contra la banca en la que miles de familias, transportistas acompañados por la prensa regional nos enfrentamos al omnímodo poder los banqueros. La creación de la banca regional va a democratizar el crédito, va a ser una larga batalla que va a transformar el Perú.

Las movilizaciones tribales en las redes sociales y en las urbes de todo el país son silenciosas como la de los alpaqueros, las cooperativas mineras en el centro, en el norte el repudio a la corrupción de partidos como Alianza para el Progreso.  El Perú, no va a hacer una revolución social como la chilena de violentas manifestaciones y llena de fantasía ideológica que desborda la realidad. Los peruanos están construyendo varios modelos de sociedad en un territorio, creando islotes, reinos, tribus, corregimientos o encomiendas y ese proceso es indetenible que va a ser muy difícil capitalizar políticamente.  Están buscando que el mundo no sea ancho y ajeno.

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