Opinión

La rebelión continúa

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

Los escribas y pregoneros del neoliberalismo corrupto señalan que la movilización ha fracasado, porque según ellos la protesta popular no congregó más de veinticinco mil personas.  La violencia subversiva que anunciaban los medios limeños fue una forma de desprestigiar la protesta popular.

Los analistas neoliberales, no entienden que, en el Perú, está en marcha una silenciosa rebelión que en cualquier momento estallará; ignoran los datos de las propias encuestadoras afines al sistema. Mas del 90% repudia al parlamento, porque lo considera una gavilla de delincuentes; el 80% desprecia al gobierno de Dina Boluarte por asesino y corrupto. 

La derecha intenta ningunear la rebelión popular y la variopinta izquierda busca réditos políticos desesperadamente. Reitero, el pueblo va por otro camino.  El fracaso de la izquierda chavista que exporta hambre y miseria esta acendrada en la conciencia de la inmensa mayoría, pero eso no significa que la alternativa popular sea el neoliberalismo corrupto de la derecha peruana que sirve a los intereses de la bancocracia que controla la economía nacional.

La rebelión popular es inmensa como el río amazonas que trae de todo; están rebelados millones de emprendedores y ciudadanos que tienen que pagar créditos caros, que sufren la prepotencia de las empresas privadas que dan servicios públicos (telefonía, electricidad, agua); los agricultores que están abandonados que luchan por una política agraria seria que promueva la infraestructura agraria, la exportación y los derechos laborales de los trabajadores.

Millones no tienen agua ni desagüe, menos salud, educación, transporte eficiente. La delincuencia está desbordada; la corrupción del poder judicial es escandalosa; los fuegos artificiales de la fiscalía y la descomposición moral de la policía es abrumadora. Nadie cree en nadie y los medios de comunicación limeños son cómplices de las felonías y corruptelas de la clase política que se mueve en sus sets y primeras planas como personajes de la frívola y vulgar farándula nacional.

Los gobiernos regionales y municipales están controlados en su mayoría por mafias de proveedores que lavan dinero del crimen organizado y que se esconden en consignas neoindigenistas o plataformas confusas con el objetivo de lucrar con las necesidades populares. Los peruanos hace tiempo que se dieron cuenta de la corrupción de esos pseudo dirigentes a quien no siguen más.

La rebelión está en marcha y es silenciosa, se expresa en el trabajo y esfuerzo cotidiano de los peruanos; en los millones de jóvenes aparentemente indiferentes, pero que están conectados a su manera con la realidad nacional y desprecian a la clase política. Muchos de ellos quieren irse, otros buscan afirmarse en el emprendimiento productivo a pesar del Estado corrupto y burocrático que les pone mil trabas.

Los pueblos y comunidades no entienden como los recursos naturales se van al extranjero en inmensos camiones y barcos y ellos no tienen agua, ni desagüe, ni hospitales, ni escuelas, menos carreteras. El caso cusqueño es antológico, el gobierno regional desde el 2003 hasta la fecha han recibido aproximadamente más de seis mil millones de dólares por canon del gas de Camisea y su infraestructura social y productiva es una de las peores del país. ¿Dónde está el dinero de Camisea? Es una respuesta que nos tienen que dar la izquierda cusqueña y sus aliados de las cupulas limeñas.

Este articulo sería interminable, si reseño los problemas de Piura; el crimen organizado que controla el gobierno regional de La Libertad; el caos en Lambayeque o el abandono de las regiones amazónicas. Nada de esto importa a los medios limeños, por eso los repudian.

Las condiciones objetivas de la rebelión son reales y las subjetivas cada día se afianzan en la conciencia de millones de peruanos. La revolución social vendrá y será inmensa, bella y feroz como nuestro río Amazonas.

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