La prisión de Sednaya, el ‘Matadero humano’ del destituido presidente sirio Bashar al Asad [VIDEO]

Imagine ser detenido de un momento otro por estar en oposición al gobierno de su país, siendo trasladado, junto a otros ciudadanos, a una prisión la cual no dista en lo más mínimo a las más espeluznantes pesadillas que pudo alguna vez experimentar.

Con la cabeza cubierta por una tela oscura es ingresado a una celda donde le esperan los demás cautivos, hombres famélicos y severamente enfermos que solo lo miran de reojo para no llamar la atención de los celadores. En ese pequeño y oscuro lugar se percibe una fetidez producto del poco aseo y los restos de heces y orinas. Antes de cerrar la celda, el carcelero le propina unas cuantas patadas y puñetes para luego apagar el único foco que ilumina el pasadizo.

Pasados los minutos se escuchan gemidos y gritos a lo lejos, imposibilitando que usted no logre conciliar el sueño. En otro ambiente se escucha el ruego de otro prisionero a poner fin a su tortura, pero solo recibe a cambio el rigor de una mano firme.

En otro lado se escucha el llanto de un niño que jamás en su corta y frágil vida ha visto la luz del sol. Le duele la cabeza por el mal olor que se percibe en todos los rincones de la prisión de Sednaya (o Saidnaya). El denominado “Matadero Humano”, está ubicado a 30 kilómetros al norte de Damasco -Siria. En distancia sería como irse del Centro de Lima a Comas. Entre sus pasadizos se encuentran civiles y políticos en clara oposición al derrocado mandatario de Siria Bashar al Asad. Miles de ellos se encuentran dentro de un infierno en vida, pues solo una representación tan macabra e inhumana serviría de parangón para lo que se realizó en esos oscuros pasajes.

Tras la reciente caída del dictador sirio, los “Cascos blancos” de los rebeldes intervinieron esa temible prisión encontrándose postales que harían temblar de miedo a los más fieros veteranos de guerra.

Adentro, entre los laberínticos pasillos malolientes se abrieron celdas que solo dejaban espacio para una mirilla donde se podía ingresar un puñado de comida o agua; en una de ellas se encontró el cuerpo de una mujer sujetada de su pie por una pesada cadena de hierro a una de las bases de su cama, la cual consistía en un esquelético armatoste de fierro oxidado y un pedazo de cartón que hacía de colchón. Su cadáver todavía permanecía erguido. Había fallecido de inanición.

En otro espacio se halló una sala de torturas. Una enorme prensa hacía imaginar que los cuerpos de los torturados eran aplastados al punto de convertirse en una masa deforme para así no ocupar espacio en las fosas comunes.

En otro de los niveles del ‘Matadero’ se encontró un pasadizo completo de celdas donde se encontraban mujeres privadas de toda dignidad. Violadas una y otra vez por sus carceleros al punto de haber tenido hijos dentro de esas mazmorras. Los niños producto de esas vejaciones desconocían quiénes eran sus padres, o peor aún, no sabían qué más existía pasando esas monocromas paredes.

De acuerdo a testimonios de los familiares de los presos al menos 30 mil personas fueron ejecutadas dentro de la prisión de Sednaya. Muchos de sus cuerpos aún permanecen sin encontrarse.