LA PESADILLA DE HILLARY CLINTON

Cuando digo pesadilla no me refiero a manchas de semen de su esposo Bill en el vestido azul de la  becaria Monica Lewinsky; sino más bien de las revueltas de las bases demócratas en la Convención de su partido en Filadelfia. Ya no solo es Trump y su misoginia sino que los votantes progresistas de Bernie Sanders se han lanzado a abuchearla y atacarla abiertamente en la Convención. El partido demócrata que tenía la oportunidad de mostrar unidad frente a la división expuesta en Cleveland en la Convención Republicana, se ha perdido. Ambos partidos yacen divididos y con roche.

La revelación esta semana de 20 mil correos electrónicos  internos del Comité Nacional Demócrata sugiere que  la secretaria del partido no fue imparcial durante las primarias que enfrentaron a Bernie Sanders y Hillary Clinton. Esto ha estallado como escándalo que ha movilizado las bases juveniles más progresistas y de izquierda del partido. La gente que votó por Sanders está enojada, y con razón, porque el proceso interno de elección de candidato de su partido no se dio de manera justa. Las élites del aparato demócrata se inclinaron por Hillary y liquidaron cualquier posibilidad a Bernie. Hay un sabor amargo a engaño en el seno del partido demócrata. Ni el apoyo de Sanders a Hillary esta semana puede endosar los votos de sus simpatizantes que muy posiblemente se abstendrán de votar  a Hillary, a la que ven como representante del stablishment.

El lunes en Filadelfia se podían leer  pancartas de los jóvenes demócratas contra Hillary, como “Never Hillary” o “America Indict the Queen”. Hay rabia e indignación, y todo resta a Hillary una candidata cada vez más débil y apática.

Las elecciones primarias en los partidos demócrata y republicano  han mostrado  como las elites de los partidos se enfrentan a las corrientes provenientes de las bases que buscan reforma o simplemente manifiesta  su desagrado a la política de Washington.  En esta lucha de renovación interna uno de los outsiders lo enfrento (al stablishment) y lo venció (Trump), y el otro fue la victima de ese sistema (Bernie). Bajo este descredito la nominación de Hillary cojea. De lo que trata las elecciones de noviembre es la confiabilidad que pueda  obtener de  los ciudadanos en tanto como líder. Ese es el acierto de trump y la falla de Clinton.

Hace unas semanas un senador republicano al que la prensa le increpaba una serie de datos que mostraba la imposibilidad de cumplir el plan de Trump, respondía acertadamente señalando  que “tú tienes los datos, pero yo tengo los sentimientos dela gente”, y exactamente se trata de eso. Eso explica el fenómeno de Trump, del Brexit, de Le Pen, de AfD de Alemania, etc.  Se trata de feeling y no de racionalidad seca de estadísticas.

Las manifestaciones demócratas anticlinton llegan en un momento clave que dibujan una panorámica del horror: TRUMP EN UNA ENCUESTA DE ESTA SEMANA LO HA LOGRADO, VA DELANTE DE LA INTENCIÓN DE VOTOS POR 3 PUNTOS, Y TODAVÍA ESTAMOS EN JULIO. Las elecciones son en noviembre y la oportunidad  que la convención demócrata tenia   de demostrar  su unidad frente  a la fractura de la convención republicana se perdió. Las elecciones son en noviembre, ¿quién apuesta por Clinton ahora?