Opinión

La película de la novelista, de Hong Sang-soo

Lee la columna de Mario Castro Cobos

Published

on

En las películas de este director los sentimientos humanos son, apenas si exagero, inmediatamente atendidos. Nada más natural que personas conversando, comunicándose. Uno puede temer que entonces empiezan los problemas. Pero, cálmense, por fortuna en el mundo de Hong Sang-soo sí hay una solución.

Cuán sencilla, adorable liturgia. Sentados, por lo general ante una mesa, y regando su sistema generosamente con el elixir espiritoso, se consuma el conjunto de buceos hermosos en el corazón. La sensación final casi siempre es buena, la necesidad tan humana de decir lo que vive en el fondo de uno, es realizada.  Y cómo sucede todo esto. Cómo director y actores alcanzan este nivel de verdad y naturalidad que nos encanta y rapta dulcemente.  Qué dispositivo es el que permite este logro.

Hipótesis. Actuar. No hay o tiende a no haber diferencia o distancia entre el afuera y el adentro. Si todo el adentro ya está afuera ya no hay horror. O por lo menos el horror, el vacío, lo oscuro, disminuye. Has visto algo o más de tu propia luz al compartir tu insegura verdad, tus dudas, tus cuestionamientos, con los otros.

Los encuentros abundan, son la razón de la vida. Y la escala de la afinidad se va dando en claves variadas. Cada conversación aporta un matiz a la armonía, a la mejor comprensión de lo que puede estar sucediendo incluso en el conflicto.

La novelista visita a una amiga. Una simple visita desencadena la formación de un nuevo mapa de posibilidades para los involucrados en las interacciones. La novelista necesita de otros mundos para el rehacer constante de su mundo propio, personal y creativo, si ambas cosas se pueden separar.

El viejo arte de la conversación, ese lento o rápido bota el alma por la boca, en su modestia insuperable, significa demasiado, en más de un momento, lo es todo, lo sepas o no. Hong Sang-soo lo sabe bien, en su cine que parece tan fácil de hacer, se juega la vida a eso y lo hace como nadie.

Pero vuelve a mí la escena del lenguaje de señas, que la joven enseña a la novelista, una codificación tan cercana al cine mudo, que es magia pura.

En esta obra puedes ser escuchado, comprendido, abrazado y acariciado por la aceptación del otro.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version