Cultura

La paleta oroína de Rocío Riesco

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La Oroya, la antañona Villa y siempre San Jerónimo de La Oroya, capital de la provincia juninense de Yauli por donde se asentara el coronel y héroe tarmeño Francisco Mendizábal León, en fin, esta ciudad de vientos gélidos, auroras teñidas de niebla asfixiante y ubicada a 3,745 msnm, ha sido cuna y sede  de los urullas, un pueblo venido de sabe Dios  dónde, dedicado a la agricultura y cerámica y más tarde, hermanado  con los tarumas, wancas y xauxas, fue también el paso obligado hacia el Chinchaysuyo durante el incario.

En esta tierra nombrada Oroya en relación a las canastas que cuelgan de un cable y sirven para cruzar los ríos, como en aquellos parajes lo es sobre el poderoso río Marañón, nacieron artistas vernaculares que le dieron gloria. Ahí están los intérpretes y músicos como María Elena López Menéndez, Even Navarro, Humberto Vera, Jesús García Casachagún, Javier Aguilar.

Cuando en 1922 se trasladó de Cerro de Pasco la fundidora, la vida de los oroínos cambió pues si bien se aperturó nuevas posibilidades económicas, la contaminación alcanzó niveles insospechados, matando mucho de esos paisajes de ensueño y causando daños irreversibles en la salud de sus habitantes.

Atraídos por los beneficios que reportaba trabajar en compañías mineras como Doe Run Perú, Chinalco, Volcán compañía minera, Casapalca, Austria Duvaz, Argentum; muchas familias se asentaron a su vera. Entre estas estuvieron los Riesco Malpartida y Riesco de la Vega.

En el seno de ambas, nacieron dos oroinas que han hecho célebre su apellido. Una es la escritora Laura Riesco Malpartida, autora entre otras dos, de la novela indigenista Ximena de dos Caminos y la segunda es su sobrina Rocío Riesco de la Vega, artista plástica de mucha sensibilidad, que refleja en sus trazos  el amor que le supo generar su tierra natal, La Oroya y que ella trasunta en finos trazos en diversas composiciones.

Según nos confesó durante una charla virtual su inspiración le viene “de todo el Perú, de sus paisajes, su gente, expresiones culturales, motivos que expreso en óleo, acrílico y algunas veces en pastel.”

Como instrumentos de su creatividad utiliza el pincel, la espátula o cualquiera que se adapte en el procesado y la ayude a dar el efecto buscado que trabaja  sobre lienzo, cartulina, MDF, papel y cómo no, cualquier superficie que esté disponible y dispuesto a recibir su pintura.

Ella ha realizado numerosas exposiciones en  diferentes sedes de Lima, la última fue su individual en la gran Biblioteca Pública de Lima, bautizado como “Perú, Paisaje y Cultura”  y que fue calificado como  una de las veinte mejores del 2019 por el periodista y crítico de arte, Gianmarco Farfán.

Ahora escuchemos a la artista, quien nos contará  sus motivaciones y también  evocaciones en esta charla virtual con café y mucha empatía.

Aquí la entrevista con Rocío Riesco.

– Naciste y creciste en un sitio muy particular, ¿Qué recuerdos registras de esos años y cómo pudieron influenciar en tu futura obra pictórica?

La Oroya es un lugar de paso obligatorio para quienes viajan a Huancayo, Tarma, Cerro de Pasco o la selva central; quienes cruzan de ese modo La Oroya, tal vez por el soroche que tal altitud les produce, tal vez por el cansancio del viaje, o por alguna otra razón no son capaces de apreciar la enorme belleza que existe en ese lugar mágico. Al que escribí:

Dicen que hace frio en mi ciudad, para mí nunca hubo un lugar más cálido. Dicen que es triste; pero nadie fue más feliz que los que vivimos allí. Dicen que tiene un aire irrespirable, pero nadie respiró un mejor aire de libertad, cariño y amistad. Dicen que es árido y sin vida y nosotros encontramos allí más vida que en ninguna otra parte, La Oroya es un lugar mágico.

Viviendo en La Oroya, pude recorrer el hermoso valle del Mantaro, Tarma, la selva Alta; pude ver las fiestas y su colorido, conocí el cariño, la alegría y la generosidad de la gente de esa zona y quedaron impregnados en mi memoria los colores vivos de las mantas, los rosados y celestes de las blusas, el azul cobalto del cielo serrano y la increíble gama de verdes, incluído el verde amarillento del ichu abundante en mi zona. Quedó también la sensación de pequeñez del ser humano al lado de las altísimas montañas, en especial la enorme montaña de roca blanca a la espalda de mi casa, que contemplaba con admiración, a cuyos pies corría el río Mantaro con su continuo susurro que me acompañaba todo el tiempo y que era un tierno arrullo a la hora de dormir. Quedó la lluvia, los truenos y relámpagos y toda la fuerza telúrica de la naturaleza serrana. Quedó el recuerdo del tren y su fila interminable de coches cargados de mineral, pero también de pasajeros.

Definitivamente, haber nacido donde nací y haber tenido la infancia que tuve, sumados a una familia donde el arte se apreciaba en todas sus formas, tuvieron mucha influencia en mi amor por pintar, soy además prima hermana de Etna y Leonel Velarde; en especial, la cercanía de Etna influyó mucho en mí.

– Existe alguna entidad en La Oroya que propicie las actividades artísticas? Esto se entiende hasta antes de la pandemia.

Tengo entendido que la municipalidad propicia diferentes actividades artísticas, tenían un coro polifónico y una orquesta de vientos entre otras actividades; espero que nunca dejen de auspiciar actividades culturales para la población. De la presente gestión municipal, no tengo mucha información, aunque he podido ver que desarrollaron actividades relacionadas con la Tunantada, que es una expresión cultural del valle del Mantaro, en especial de Jauja y que fue declarada patrimonio cultural  de la nación.

-Noto una proyección de tus trabajos hacia lo andino. ¿Se puede tener u a visión así de romántica después de haber nacido y crecido en un medio de tanta contaminación como es La Oroya?

De hecho, quienes vivimos allí, nunca fuimos conscientes, en ese tiempo de la contaminación; salvo por algunas mañanas en las que tosíamos bastante. Los que hemos vivido allá y luego hemos migrado, recordamos esa etapa de nuestras vidas como la mejor.

Si preguntas a la gente de La Oroya, te dirán que quieren que el complejo metalúrgico, que alguna vez fue el más importante de Sudamérica, vuelva a funcionar; porque ahora la ciudad está sumida en una lenta agonía, mientras las mineras extranjeras, se llevan el mineral en veta, y dentro de la veta, salen muchísimos otros minerales no registrados para ser fundidos en Chile o en China. Los oroínos sienten que con mejores estándares medioambientales, La Oroya debería renacer.

Habiendo numerosas artistas plásticas, solamente se promueven grupos reducidos o personalidades individuales en contraposición de sus pares varones. ¿A qué deduces se debe esta diferencia?

A lo que se deben todas las diferencias en cualquier rama del arte u otras actividades, la sociedad que no es capaz de deshacerse de sus amarras machistas que dominan todo orden de cosas. Ocurre en la literatura, en la música, en el teatro, y por supuesto en las artes plásticas.

– Volviendo a ese tema, descubrí en casas de amistades cuadros de mucha calidad más de uno merecedor de un premio que fueron ejecutados por la tía o la abuela o bisabuela y jamás salieron a la luz. ¿Hay prejuicios en torno a las creaciones de las mujeres artistas?

Es como la historia de George Sand, ¿no? Prefería firmar sus novelas con un seudónimo masculino. Mi tía Laura Riesco escribió una novela digna de ser colocada entre las mejores del Perú, me refiero a Ximena de Dos Caminos, recientemente reeditada; ¿por qué no tuvo la repercusión que merecía?. Así sucede también con la pintura, los varones son siempre más reconocidos; antiguamente obviamente era mucho peor; las mujeres que pintaban, simplemente tenían una “gracia” más; pero ni soñaban con vender esos trabajos. Mi prima Etna Velarde; la pintora de los héroes, por ejemplo; realizó infinidad de pinturas como la del combate de Angamos que está en la municipalidad de La Molina y muchísimos otros de la colección de Gustavo Pons Muzzo, el museo del Parque Reducto de Miraflores, el Centro de Estudios Histórico Militares entre otros; sin embargo, su nombre no suena a la altura de los pintores varones del Perú; cuando realizó las primeras obras, los destinatarios no creían que una mujer las hubiera realizado.

– Cuál sería la modalidad para dar a conocer más obras de mujeres dedicadas a la plástica? Crees que los medios virtuales son un soporte para difundir estos trabajos? Se realizarán exposiciones on line colectivas o individuales?

Para las mujeres, el mes de marzo es una buena época para dar a conocer nuestro trabajo, ya que por el día Internacional de la Mujer se realizan exposiciones femeninas en diferentes lugares. Pero hemos de seguir trabajando y exponiendo nuestros trabajos siempre, porque al final, lo que se hace con amor y empeño; será reconocido. A mí, por ejemplo, me gusta llevar mi trabajo a provincias, donde la gente lo aprecia bastante, imagino porque se ven representados a través de mi obra. 

Definitivamente, ha sido a través de las redes de internet que he podido conseguir varias invitaciones a exponer y he podido incluso vender mi trabajo. En tiempos de pandemia, hay muchísimas exposiciones virtuales, es la única forma ahora de dar a conocer lo que hacemos.

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