Por Tino Santander
Javier Milei, el excéntrico liberal libertario aplastó al peronismo corrupto que gobernó Argentina con políticas populistas de izquierda y derecha. Los argentinos estaban hartos de la casta de políticos ladrones y Milei interpretó magistralmente el espíritu de venganza, de resentimiento y esperanza de cambio de millones de argentinos que huían de su país buscando una vida mejor.
Milei, les ofreció las viejas recetas del consenso de Washington[1]; acabar con la inflación y cerrar el Banco Central de Reserva; dolarizar la economía; privatizar empresas públicas; reducir el estado burocrático y corrupto; fortalecer la demanda en educación y salud para fomentar la competencia y tener un servicio de calidad; además de orden y seguridad.
Estas recetas las conocemos en el Perú; se privatizaron las empresas públicas y tenemos tarifas altas en telecomunicaciones, electricidad y transporte; el estado abandonó la educación y la salud para que la gente “elija” al privado eficiente y caro; el desabastecimiento adrede de medicamentos en hospitales públicos, solo favorece al monopolio farmacéutico del Interbank; “competencia financiera” anunciaron los neoliberales peruanos y crearon el oligopolio bancario que tiene el crédito más caro del continente y controla la economía nacional.
Reforma del Estado a través de la regionalización vociferaron los neoliberales y populistas que gobernaron con Toledo, García, Humala y PPK, y crearon feudos burocráticos corruptos que controla el crimen organizado a través de movimientos regionales de izquierda y derecha. Nadie responde por el abandono de la inversión minera, ni por los contratos leoninos de Camisea, ni por la ausencia de política agraria.
La derecha peruana huérfana de ideas y de proyecto político esta esperanzada en que aparezca un Milei, que renueve las viejas recetas del consenso de Washington; “recuperar la confianza empresarial” dicen los bobos del CADE; “inversión privada” pontifican los escribas neoliberales; “expulsar a los extranjeros” claman los fascistas cobrizos del antaurismo; “democracia y orden” refunfuñan los filósofos de Willax; “reelección y senado” acuerda el establo parlamentario.
Mientras el pueblo argentino caminará descalzo por el desierto buscando la tierra prometida por Milei; en el Perú, las tribus empiezan a buscar su Milei, todas quieren uno que grite ¡viva la libertad Carajo!, quieren un antisistema, que llegue a los jóvenes ansiosos de rebeldía libertaria; todos buscan un Milei, que proponga el cambio, pero, que no cambie nada. La derecha boba no sabe que hacer y va dando palos de ciego.
Por otro lado, está la izquierda conspirando a sotto voce, sin proyecto político serio y lleno de consignas trasnochadas. La izquierda ha dejado de representar las esperanzas de la gente y se ha convertido en piedra angular del sistema de los podridos. Subordinados al fujimorismo y atados al establo parlamentario por prebendas y privilegios se han convertido en viles mayordomos del neoliberalismo.
La derecha peruana embobada cree haber encontrado a su libertador; a la quinta espada del neoliberalismo; antes fue Sánchez Cerro, Manuel Prado; Odría; Belaunde; Fujimori y García. Están desesperados. No tienen candidato y Milei, no tiene la impronta de San Martín, que cruzó los andes para liberar a los criollos de la metrópoli española.
En silencio y al margen de los podridos de la izquierda y la derecha cientos de organizaciones sociales y políticas estamos organizando una coalición social que exprese la diversidad de demandas de todas las tribus que habitamos este territorio. Es una tarea titánica, pero, no estamos pensando con cabeza de ánfora, sino en sacar a patadas a los podridos y hacer una verdadera revolución social que afirma la libertad en el Perú.
[1] Ver https://blog.selfbank.es/consenso-de-washington-que-es-y-como-funciona/
