Escribe Antrop. José David Ugarte Boluarte
¿Qué está pasando con el Valle Sagrado de los Incas? Hoy es tierra de nadie, hay corrupción, hay denuncias serias de violación, solo falta sicariato para completar un festín delictivo de la época más negra de la historia de Urubamba. El día lunes 22/05/17 escribí en el diario “EL SOL” del Cusco, el artículo “Urubamba en peligro” donde señalo la crisis ética, moral y el desordenado crecimiento urbano de la provincia arqueológica del Perú y del continente Americano. Provincia que adolece de instrumentos de gestión como el Plan de Desarrollo Urbano y un correcto ordenamiento territorial que lo está llevando a crecer informalmente.
Otro punto importante es que en Urubamba en la postrimería de la fiesta del Señor de Torrechayoq, se observa que el pueblo urubambino se altiplániza y lo hace con gusto y fervor.
La fiesta de la Virgen de la Candelaria será una de las fiestas más bellas y singulares en el Perú, donde la danza se transforma en la expresión más contundente de identidad, cada paso y sudor es el reflejo de la autoestima y orgullo regional de un pueblo. Su patrimonio cultural inmaterial es el masaje y estimulación a su identidad regional, su folklore perenniza sus tradiciones. Todos los puneños se movilizan, autoridades, intelectuales, profesionales, burguesía y pueblo, danzan en la fiesta de la candelaria. El puneñismo se siente más danzando, en el que la fiesta camina en base a una conciencia social que se basa en sus tradiciones que son el norte de su identidad.
¿Y cómo se debería sentir el cusqueñismo? ¿El urubambinismo? ¿Cuál es la identidad de la perla del Vilcanota? La historia local nos dice que Urubamba tiene danzas tan bellas como Wallatas de Ollantaytambo, o en los valles interandinos cusqueños se asentó el Folklore Paucartambino, El folklore de San Salvador. Desde Urcos hasta Ollantaytambo está difuminado nuestras tradiciones, pero Urubamba es la excepción.
No está mal que se practique danzas altiplanicas, los nuevos urubambinos o hijos de puneños seguramente lo danzaran con identidad, pero es desde el gobierno local en alianza con instituciones importantes de la provincia, tienen que construir y desarrollar políticas interculturales e identidad, donde las nuevas generaciones descubran, conozcan y valoren su folklore, y ordenen de mejor manera la fiesta.
Cuándo pregunté a un regidor de la Municipalidad Provincial de Urubamba si había voluntad política de ordenar la fiesta. Me respondió: “El urubambino es feliz danzando las danzas altiplánicas, si cambiamos sus danzas nos matan, nadie ha señalado cambiarlas”. Sin embargo, lo que estamos señalando es ordenar, y promocionar el valor de nuestro folklore.
¿Se imaginan un encuentro de una pandilla de morenada con danzantes de Wallatas, Qapaq Qollas o Contra Danzas? Porque la música es diferente, mientras la banda cusqueña son orquestas pequeñas de percusión, que vienen de Quiquijana, Combapata y Cusipata con pocos integrantes que no pasan de 10 a 5 integrantes, en cambio las bandas altiplanicas son instrumentos estridentes, ruidosos y el número oscila de 25 a 60 miembros, y quien sabe más. Ese encuentro musicalmente, melódicamente por la contundencia de su ruido y número, termina invisibilizando, opacando a la cusqueña. Lo absorbe, y nuestras bellas danzas terminan apareciendo como danzas invitadas en su tierra.
¿Qué hacer, como ordenamos la fiesta? Ordenar el desfile de danzas, primero las cusqueñas y luego las danzas altiplánicas, la intención de este artículo es buscar la armonía, un mutuo respeto y convivencia correcta entre nuestro folklore cusqueño y el puneño, aplicar la interculturalidad en nuestro folklore, promoviendo nuestro folklore, porque hoy la juventud urubambina quiere danzar sólo diablada, sicuris, morenadas. Desde el gobierno local hay una deuda con los urubambinos, porque no se está promocionando nuestra cultura con compromiso, colegios sin un norte cultural. La Municipalidad Provincial de Urubamba debe liderar estas políticas culturales.
¿Cómo promueven identidad y cultura en Urubamba? En Urubamba donde está Machu Picchu, no tiene una gerencia de Cultura, la aérea de cultura está en una jefatura que se llama Turismo y cultura, perteneciente a la gerencia de desarrollo económico. El municipio de Urubamba le da un mayor valor a lo económico que a la cultura, ósea gracias a su cultura material (Santuario Histórico de Machupicchu, Ollantaytambo, etc.), generan ingresos por turismo y estos se preocupan por promover actividades o corredores económicos que enganchen con esta actividad, que no está mal, pero descuidan lo cultural. La correcta valoración es darle un lugar como centro cultural donde un vasto número de reliquias arqueológicas generan autoestima e identidad a un pueblo, y esos ingresos económicos sirvan principalmente para generar y promover cultura viva e identidad, recuperando sus tradiciones o folklore.
Lo trágico de esto es que en algún momento de la gestión de Humberto Huamán quisieron tramitar ante el Estado peruano para que la fiesta del Señor de Torrechayoq sea declarado Patrimonio de la Nación, sería genial, pero para ello hay una suma de recomendaciones que esta gestión nunca lo hará, como hacer un Plan de Salvaguarda y que instituciones y ciudadanía generen compromisos para la recuperación de una fiesta auténtica, recuperando su verdadero rostro, sino todo tramite quedara ahí, porque nuestra fiesta que tiene el nombre de nuestro querido señor de Torrechayoq, se ha altiplanizado y no hay una convivencia respetuosa entre el folklore cusqueño y el migrante.
Conocemos que algún congresista cusqueño ha presentado una iniciativa legislativa para el reconocimiento como patrimonio cultural de la nación del Señor de Torrechayoq, sin embargo señalamos que el congreso puede conceder tales títulos, pero es un trámite más político que no tiene transcendencia en lo cultural, el verdadero reconocimiento lo da el Ministerio de Cultura donde se exige y cumple un riguroso tramite de promoción cultural.