La muerte es una sombra (Matalamanga, 2013) es el primer libro del periodista Stuart Flores (Huancayo, 1986). Compuesto por trece relatos, el texto da cuenta no solo de un adecuado manejo del lenguaje, sino de un amplio registro ficcional; aspectos que no dejan de causar la agradable impresión de encontrarnos ante un trabajo con un hálito distinto al de lo que,de un tiempo acá, venimos encontrando en el ámbito del relato, generalmente centrado o en lo fantástico o en lo realista (real verosímil o fáctico, para el que guste de la jerga).
La muerte… se encuentra dividido, entonces, en dos partes: “Uno” y “Dos”, con siete y seis relatos respectivamente,los cuales, en términos generales,transitan por lo fantástico,lo maravilloso y lo real contingente. Referente a los universos fantásticos desarrollados por Flores, nos encontramos conque estos transitan y oscilan entre el relato clásico, definido por el ruso Tzvetan Todorov como “la vacilación experimentada por un ser [personaje] que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento en apariencia sobrenatural”[1], y el moderno, definido por el español David Roas como “una especie de “hiperrealismo”, puesto que, además de reproducir las técnicas de los textos realistas, obliga al lector a confrontar continuamente su experiencia de la realidad con la de los personajes: sabemos que un texto es fantástico por su relación (conflictiva) con la realidad empírica”[2]. Valga decir, que los relatos oscilan entre los que hacen emerger el efecto fantástico a partir de la duda o confusión en alguno de sus personajes, y aquellos en los que surge como consecuencia de la intromisión directa de una realidad con reglas y normas (episteme) distintas a las del mundo real, inicialmente asumidas en el texto.
Así, en “La cacería” nos encontramos con un relato fantástico acorde a los planteamientos de Todorov. Jeremías, un anciano que revela admirar y envidiar a las ratas, de pronto decide trepar a un árbol en medio de la noche; razón por la cual el médico encargado del asilo en el que vive, Rubén, decide ir tras él. De tal forma, el evento fantástico se inicia en el momento en que Rubén, ya casi en la cima del árbol, comienza a notar un patrón de movimientosbastante ajenos a los de un anciano y, más bien, propios a los de un roedor, situación que comienza a desconcertarlo progresivamente conforme recuerda que, poco antes, Jeremías había sido atendido como consecuencia del ataque de un gato doméstico; situación que, finalmente, lo hace caer del árbol.
En “Nueva vida de pareja”, en cambio, nos encontramos con un relato aparentemente realista. El protagonista, un odontólogo que decide intercambiar sus roles domésticos con su nueva pareja, Fedra, con la intención de obtener más tiempo para desarrollarse como escritor, comienza a ser testigo del cómo la nueva situación origina no solo una serie de cambios conductuales, sino, también, físicos. Evento que no causará mayor desconcierto en el protagonista, pero que instaura, inevitablemente en el lector, un proceso de contrastación y confrontación entre la realidad del texto y la suya, resultando un relato fantásticoen función de los cánones actuales.
Stuart Flores.
Los relatos maravillosos (aquellos en los que se tratan realidades regidas por normas ajenas a las reales sin la intrusión de ninguna otra) son, también, recurrentes. “La muerte es una sombra”, que da nombre al libro, es uno de ellos. Este, trata sobre la historia de Leocaste, último descendiente de una secta religiosa prácticamente extinta,quien tras ser capturado y condenado a muerte, da pie a un hecho insólito: al momento en que su ataúd se encuentra dirigiéndose a las profundidades del mar, emerge de pronto una sombra que termina con la vida de uno de los principales acólitos de la secta triunfadora, hecho que coincide, además, con la desaparición de su cuerpo.
No obstante lo mencionado, son los relatos fácticos (acordes con los preceptos del mundo real) lo que destacan de entre el conjunto.Encontrámos, pues, en estos la contundencia de la realidad como contingencia, como la concatenación de eventos sin mayor significado en la existencia de los sujetos: la vida como sinsentido. Situación, que, sin embargo, es constantemente compensada por la necesidad de entender la vida como el devenir natural de un mensaje: un sentido último y trascendental.
“Autógrafo” es un claro ejemplo de esto. El protagonista, un escritor sin mayor trascendencia, se verá de pronto atormentado por el hecho de haber salido finalista en un concurso literario desarrollado en su pueblo natal; lugar del que tratará de eliminar cualquier vínculo debido a la relación que mantiene con su padre: un sujeto violento de quien fue separado por su madre cuando aún era niño y del cual jamás volvió a saber nada. Así, tras varios días de angustia, el protagonista, finalmente, decidirá aventurarse en una visita al pueblo con la intención de confrontar al espacio que se le presenta traumático, dando inicio a una serie de eventos azarosos que de pronto cobrarán sentido a partir de su encuentro con un mendigo de la misma edad y características físicas de su padre, a quien le terminará regalando y autografiando un libro. La paz, pues, a partir de la resemantización del destino.
Por último, cabe resaltar la importancia de la aparición de textos como La muerte es una sombra, en cuanto encarnan y ejemplifican el que la (buena) literaturanunca puede quedar reducida a los espacios de la “buena escritura” –en el sentido más flaco del término-, sino que necesitan de cierto fuego que solo se hace presente a partir de la correcta aprehensión de la realidad, más allá de un género o un tópico (común o extraño). Para reforzar lo mencionado, me despido recomendando la lectura del último y, en mi opinión, el más logrado relato del libro, “La noche turca”.
[1] “Definición de lo fantástico” en Teorías de lo fantástico. Roas, David comp. Arco/Libros. Madrid, 2001. Pg. 48. El énfasis es mío.
[2] “La amenaza de lo fantástico” en ¨Op. Cit. Pg. 26. El énfasis es mío.¨