Columnistas

La mala educación en Barranco

Un distrito tradicional, histórico y cultural, convertido en una letrina pública.

Published

on

El distrito de Barranco siempre fue mágico e histórico y ostenta un legado cultural que aún perdura y trasciende, a pesar de los desgobiernos municipales de turno y al común denominador de vecinos que carecen del ‘sentido de pertenencia’. La otrora tierra de pescadores que rendían tributo a Sulcovilca con hermosos balnearios y huertas con imponentes casonas de estilo europeo ya no va más.

Barranco se ha convertido en una letrina pública de perros que alzan la pata en cualquier lugar, fachada y poste. Eso sin contar las excretas que representan todo un campo minado en veredas y calzadas. Justo en esta parte es donde saldrá algún ‘trol’ a cuestionar y decir, ¿por qué tanta crítica? La respuesta es sencilla. Ningún alcalde ha inaugurado un parque temático para canes con zonas para que hagan sus necesidades y tampoco existe un registro para poder multar a tanto propietario insolente y maleducado que no recoge las excretas, ni pasea con correa a su mascota.

Los borrachos también han encontrado su urinario público en los alrededores de Plaza Butters y en el Bulevar, a vista y paciencia de fiscalizadores. En Barranco casi nadie quiere cumplir las normas legales ni de convivencia. Por eso vemos a señoras que con sus bicicletas invaden las aceras a toda velocidad, en desmedro de peatones, a pesar que hay ciclovías. Asimismo, decenas de comensales invaden las veredas y bloquean el paso a peatones mientras hacen cola para ingresar al restaurante Isolina. Lo mismo ocurre en jirón Domeyer, invadida de ‘terrazas gastronómicas’ con gente que se apropia de las veredas, junto a los motorizados de delivery que se estacionan en ellas. Barranco también ha sido tomada por una horda de desadaptados que por las noches vienen a beber, a mear, a buscar droga y otros placeres. 

Finalmente, en el distrito de “Mafalda y Condorito” siempre habrá vecinos ganapanes que defienden a sus alcaldes favoritos. Mezarina los tuvo, el “barbón” los tuvo y la señora los tiene. Los ayayeros siempre han existido, y en las redes sociales se han convertido en troles con el afán de sabotear a las denuncias ciudadanas. Ellos callan ante el caos y son los que más daño le hacen al distrito, porque no lo aman, porque su único afán es buscar una gollería de la administración de turno.  

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version