De acuerdo a información institucional del Ministerio de Educación, el ministro Morgan Quero fue designado en el sector para que los niños y jóvenes peruanos ejerzan su derecho a la educación. Además, mencionan que garantizan que los estudiantes logren aprendizajes pertinentes y de calidad.
Todos sabemos que toda esa paporreta retorica generalmente no se cumple en la educación nacional, por estar abandonada en aspectos de infraestructura y divorciada de la tan proclamada política educativa que se publicita como inclusiva. Y el protagonista de este despropósito es el ministro de Educación Morgan Quero—una especie de escudero y caja de resonancia de la mandataria Dina Boluarte—. Este politólogo que hoy funge de ‘muñeco ventrílocuo’ de la apurimeña ha caído en lo más bajo que puede descender un servidor del Estado. Y en lugar de cumplir con su obligación de defender el derecho a la educación, autorizando un “aprendizaje pertinente”, él simplemente disparó a los pies a cientos de miles de educandos peruanos, privándolos de la calidad que solo puede brindar una educación presencial.
Desde el pasado 11 de noviembre, Quero Gaime obligó a nuestros estudiantes llevar clases virtuales desde sus hogares en Lima, a pesar de sus realidades económicas, con el objetivo de cautelar la seguridad del reciente Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC) realizado en la capital. Este enemigo de la educación para defenderse de las críticas que los padres de familia manifestaron desde sus modestos hogares, respondió: “Todos utilizamos la virtualidad y tareas remotas. En estos momentos nuestros chicos están conectados y felices de tener estas experiencias que les permiten desarrollar sus capacidades de nativos digitales. Un orgullo para todo el Perú”.
Dichas declaraciones las dijo a sabiendas que muchas familias carecen de computadoras personales, laptops, y que incluso tuvieron que compartirse un celular entre hermanos de diferentes grados escolares. Eso sin contar, la nula conectividad de internet que padecen diversas periferias de Lima.
Esta flagrante desconexión con la realidad es la que caracteriza al gobierno de Dina Boluarte Zegarra, que desprecia a las familias más modestas. Prácticamente el Ejecutivo “se encargó de esconder a los hijos feos de la casa, para atender con glamour a los ilustres invitados del APEC que vinieron a la fiesta el último fin de semana”.
(Columna publicada en Diario UNO)