Por Tino Santander Joo
En Ecuador, “La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador” CONAIE, lideradas por Leónidas Iza Salazar, han paralizado el país, exigiendo el congelamiento del precio de la gasolina; de los préstamos bancarios y de los intereses usureros para todos los ciudadanos; también demandan educación bilingüe, además de paralizar la actividad minera y petrolera contaminante. Estos son los puntos más importantes de la plataforma del movimiento social ecuatoriano.
El presidente Guillermo Lasso, es un reconocido banquero ecuatoriano que ganó las elecciones, por la incompetencia de la izquierda que no supo ganar la confianza de las clases medias; sin embargo, este presidente de derechas, le envía una carta al líder indígena el 18 de junio pasado en el que le explica: que los combustibles están congelados y que esa no es la causa de la inflación, sino que factores externos promueven el alza de precios; además se compromete a nombrar una comisión que revise el abuso de los bancos con los ciudadanos; también señala: “que el gobierno va a redoblar esfuerzo en el control ambiental de las empresas extractivas de recursos naturales”. Lo importante de la misiva presidencial es que reconoce el liderazgo del movimiento social y el desencanto con las políticas neoliberales que su gobierno implementa y busca una solución política a la crisis ecuatoriana.
En Colombia, ganó la izquierda que se enfrentaba a la misma oligarquía de siempre; millones de colombianos cansados de la desigualdad extrema, de la falta de derechos laborales, de la violencia de la marginación social votaron masivamente por Petro, como lo señalan diversos analistas económicos y políticos de Latinoamérica y Europa.
La izquierda ganó, porque supo conectarse emocionalmente con el descontento popular. Petro, es una esperanza para millones de colombianos y un demonio para la oligarquía que ve el fantasma de Chávez, sin embargo, el presidente electo, ha dicho que: “Colombia vive en la premodernidad y que el verdadero capitalismo va a llegar con él “. La tarea es inmensa y tenemos la esperanza de ver un gran gobierno popular que ayude no solo a Colombia, sino a Latinoamérica.
En el Perú, votamos por Pedro Castillo Terrones, el humilde profesor de Chota, que simbolizaba al vengador de los abusos de los bancos, las AFPs, de las grandes empresas que no pagan impuestos y judicializan sus deudas; de las mineras prepotentes, del Estado corrupto; millones de peruanos estaban ilusionados con la renegociación del contrato de Camisea para tener gas doméstico barato. Todos creíamos que asistíamos a un gran cambio, al principio confuso, pero que iríamos en esa dirección.
Nada ha cambiado en el Perú, los bancos siguen gobernando y con este gobierno tienen más poder, porque controlan el ejecutivo a través del MEF, el BCR, la SBS; el parlamento es una mesa de partes de sus intereses, los congresistas actúan como solícitos mayordomos de los banqueros y los grupos de poder económico. Los banqueros han impuesto un silencio cómplice de sus corruptelas en los medios de comunicación limeño. El Estado, se ha convertido en un botín de pájaros fruteros; los ciudadanos ven con desprecio a la clase política y el movimiento popular es indiferente a la crisis, porque, momentáneamente está buscando como sobrevivir.
A pesar de la indiferencia, por la crisis económica y social miles de dirigentes sociales que luchan por el agua, el desagüe y, la electrificación; los colectivos enfrentados a los bancos y los monopolios; los agricultores abandonados y, los jóvenes de diversas asociaciones; los pequeños empresarios de todo el país están organizando el “Movimiento Democrático Popular” integrando sus demandas y sobre todo preparando una movilización social que estremezca el Perú y nos lleve a nuevos destinos. Nada esta dicho, vienen tiempos de lucha sin tregua ni pactos con los mismos de siempre.