La poesía de inicios del siglo XXI tiene que dialogar con los siglos pasados. En ese coloquio, es vital recuperar poéticas, romper filas literarias o embriagarse del flujo de voces de la tradición. Escribir hoy implica encontrar un lugar en medio de tantas propuestas y crear una obra singular. !Odumodneurtse! (2024, SAAR editores) de Antonio Sarmiento es un ejemplo de cómo se absorbe, digiere y expresa el pasado con una dicción sui generis.
En este poemario, se observa una clara intención de mostrar un tejido de antecedentes textuales y seguir lo empezado con Tierras que demoran al sur (2021). En poemas como Entre huesos y atabales, En los pasillos intermedios o Gallos y yunques a mediatinta se palpa la gesta de una mirada, representada en un viejo poeta que encarna la propia construcción artística: ¡Vaya! !Qué lomazo de poema, hijo de perra!/ y la frase se atascó en mi pecho, jalé y/ jalé de las tripas la emoción instantánea/ al punto se enredó entre el esófago/ y la vejiga; me agarré del aire (p. 15). Estos pasajes narran la propia configuración de una voz, entre tripas y metáforas, y juegan con los diversos sentidos del yo poético que se mira dentro y fuera de sí.
Por otro lado, en poemas como Periodo de Castrati, La aventura y el orden o La revolución del objeto son tomas de postura frente a otras tradiciones, sea la de Hora Zero o de Francis Ponge. También hay una clara temática relacionada con la lluvia —Cuevas en la lluvia o Baquica bajo la lluvia— que definen una poética: habitar un charco. ¿Acaso un diálogo con LXXVII de Trilce donde la lluvia canta en la costa aún sin mar? ¿Un guiño a Poemas Underwood?: (…) hay un lago/ en el centro de la lluvia con juncales/ en sus bordes donde el silencio/ tiene sus propias metonimias/ ahí/ me pongo a gritar y a saltar (p. 52).!Odumodneurtse! resulta un arriesgado poemario de frontal ironía, como lo demuestra al afirmar: Una cita bien puesta hace el poema (p.62) Estamos frente a una propuesta metapoética.