La Literatura después del Boom «El mercado busca mujeres» [VIDEO]
«… Y a los hombres les ha tocado un momento complicado» señalaba hace un año la autora hegemónica Mariana Enríquez. Aquí un repaso de la literatura actual post Boom, la literatura de una Latinoamérica que se levanta después de Gabo, Cortázar, Fuentes y ahora Vargas Llosa que fue el último en partir. Una literatura desencantada entre marianistas, antimarianistas y snipers.
¿Y después qué? Esto ya se planteaba desde los tiempos de Roberto Bolaño. Ahora ya estamos en la literatura después del Boom. La muerte de Mario Vargas Llosa cierra un importante capítulo en la literatura en lengua española en Latinoamérica. Aquí un breve repaso a la situación de la literatura en nuestro continente hegemónicamente dominada por mujeres.
Un boom boutique
Recientemente y en el marco de una corriente progresista entre las compañías editoriales y el aparato crítico ha emergido una generación de competentes y muy competitivas autoras que han venido asaltando el olimpo de nuestra literatura. Sin embargo, existe el riesgo de invisibilización del trabajo de autores masculinos, como ya se señaló el año pasado en una conferencia en la Fundación March de Barcelona, sobre lo que parece ser un nuevo boom de la literatura latinoamericana, pero en que casi todas son mujeres (Pregunta hecha por el escritor español Sergio Vila Sanjuán a la autora argentina Mariana Enríquez). Esta es una cuestión interesante de cómo la política de mercado abre puertas y las cierra en un ciclo de exclusión.
Respecto a las autoras que resuenan con fuerza dentro de sus países, como Bazterrica, García Robayo, y Wiener, entre otras, las que acaparan el panorama internacional editorial y están siendo traducidas e incluso estudiadas a nivel de tesis son tres:
Samantha Schweblin (Argentina). Fue la primera en dar la señal de alerta cuando su libro Siete casas vacías resultó ganador del Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero. Si bien anteriormente Samantha había ganado premios importantes como en 2008, el Premio Casa de las Américas, o cuando en 2010, fue elegida por la revista británica Granta como una de los veintidós mejores escritoras en español menores de 35 años; o en 2012, cuando su cuento «Un hombre sin suerte» obtuvo el Premio Juan Rulfo; no fue sino en 2015 en que se posicionó como una autora reconocida internacionalmente por el aparato crítico literario. En 2017 vendría la traducción al inglés de la novela que fue seleccionada entre las obras finalistas del Premio Booker Internacional, y, en el 2018, recibió los premios Tournament of Books y Shirley Jackson. Esto confirmó el ascenso de un boom latinoamericano femenino que se abrió a la especulación editorial que empezó a apostar fuerte por autoras.
No obstante, la obra de Samantha ha tenido reveses a partir de su segunda novela, Kentukis, y su cuento «La respiración cavernaria». No obstante, ha sido su obra en la década de 2010 la que abrió la puerta a otras escritoras.
Mariana Enríquez. (Argentina)Mariana no necesita presentación o mayores detalles crítico literarios, con más de una docena de lenguas a las que ha sido traducida su obra, es la autora latinoamericana indiscutible.
En 2019 el premio Herralde (el mismo que ganara R. Bolaño por Detectives Salvajes en 1998) le fue concedido a la novela ‘Mi parte de la noche’ de M. Enríquez. Este premio es la consagración de la literatura de Mariana, pero además la canonización en las letras hispanas de la hegemonía literaria femenino. Mariana desde su cuento ‘El chico sucio’, en adelante ha arrasado en el reconocimiento de crítica y lectores. Una mezcla de literatura pop, pero en el marco del realismo urbano latinoamericano. Sus historias de terror atraviesan el telón de fondo que es ser latinoamericano. El verdadero miedo no es fantasmas monstruos o asesinos seriales o cultos arcanos, el verdadero terror es cruzar una calle teniendo ser otra vez asaltado, no tener dinero para pagar la renta del mes, eso es el terror latinoamericano que la coloca a Mariana en la cima de la narrativa hispanoamericana. Otro logro en lo formal es la configuración de una acertada estética latinoamericana, tanto en lo urbano como lo social, sus calles socialmente deprimidas, sucias, pobres son fácilmente identificables para un lector de Buenos Aires, de Santiago, de Lima , México DF o Tegucigalpa. En todo caso, Mariana es desde Roberto Bolaño, la autora más latinoamericana que hemos tenido y tenemos ahora.
Mónica Ojeda. Es la primera vez que un autor ecuatoriano emerge con fuerza en el plano editorial internacional. Se ha especulado hasta muy poco la posibilidad de Ojeda de destronar a Enríquez de la égida literaria, Pero eso ya parece en todo caso descartado. Autora del llamado nuevo realismo gótico latinoamericano, su obra explora lo femenino en la frontera con lo monstruoso, la dark web, los abusos dentro de la familia, el despertar sexual entre otros.
Su primera novela, ‘La desfiguración Silva’, ganó el Premio ALBA Narrativa en su edición de 2014. El jurado y escritor Abdón Ubidia, dijo sobre la obra: «el seguro nivel de su escritura y estilo, su compleja y acabada narrativa; la utilización de lenguajes que provienen de diversas vertientes del arte contemporáneo, y el aprovechamiento de aforismos y recursos formales que se incorporan al texto».
‘Nefando’, su segunda novela, ganó, también en 2015, una mención de honor del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja. En palabras de Ojeda, está obra explora «Las experiencias abyectas del cuerpo, experiencias conflictivas en torno a la sexualidad como un espacio no solo de placer, sino de violencia». El libro publicado en 2016 por la editorial española Candaya, fue incluido como una de las diez obras representativas del llamado «nuevo boom de literatura latinoamericana» por el diario español El País. El escritor y crítico Alberto Olmos alabó la obra, calificándola como «una novela brillante y enfermiza» y aseverando que «demuestra tanto talento que habría que perdonarle cualquier tacticismo». Nótese en este punto que las críticas favorables en sus primeras obras provienen justamente como reconocimiento del aparato crítico literario establecido y de hombres mayores.
En 2018 publicó la novela ‘Mandíbula’, en la que narra la historia de una adolescente obsesionada con las historias de terror que es secuestrada por su profesora de literatura. El libro fue aclamado otra vez por la crítica [¿Masculina?] al momento de su publicación y calificado como “una de las novelas de la temporada” por el diario español El País, que lo ubicó en el puesto 12 de su lista de los 50 mejores libros de 2018. La novela fue además seleccionada como una de las diez finalistas del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en su edición de 2018.
En 2020 fue seleccionada como finalista, pero no ganadora de la sexta edición del Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero con su libro de cuentos ‘Las voladoras’, en el que explora a través del terror temáticas como la violencia de género, el aborto, la sexualidad y la religión en un estilo que definió como “gótico andino”, obra que marca sin embargo el declive de su trayectoria literaria, algo que sin embargo está por verse.
En 2021 también fue seleccionada por la revista Granta como una de las 25 mejores escritoras jóvenes en español.
El ámbito masculino
Inexistente hasta estas horas. Para explicar mejor el fenómeno, basta saber lo que dijo Mariana Enríquez el año pasado en Barcelona sobre la ausencia masculina en el nuevo boom latinoamericano:
«Creo que debería incluir más escritores varones. Creo que hay buenísimos escritores varones escribiendo, algunos igual o mejores que las escrituras que se difunden, y que les llegó un momento histórico complicado, porque el mercado busca mujeres (…) paradójicamente es bueno para ellos, porque como se les presta menos atención de lo que habitualmente se les prestaba, este momento de menor visibilidad que es tradicionalmente el lugar de las mujeres, les permite escribir cosas mucho más arriesgadas (…) después de 10 años de este proceso yo estoy leyendo libros de autores de mi edad o un poco más jóvenes extraordinarios, y que lamento que este gran momento de la literatura latinoamericana no los incluya. Yo soy feminista y considero que es una tontería del feminismo excluir para ocupar un lugar».