“LA INSURRECCIÓN DE LOS MARCOS: MALESTARES DEL PRESENTE, FERNANDO BEDOYA” reúne un conjunto de obras recientes de Fernando Bedoya, incluyendo la serie inédita “Te rompo un cuadro en la cabeza”, producida durante su estancia en la Residencia de Al Lado, un programa de residencias para artistas radicados en el extranjero, impulsado por los coleccionistas Alberto y Ginette Rebaza.
La
idea animista de unos marcos en alzamiento del título da cuenta de las
reflexiones de Bedoya sobre la larga búsqueda de los límites de la obra de arte
a lo largo de la historia. Los marcos insurrectos y los cuadros que nos rompen
(en) la cabeza serían dos síntomas del mismo malestar cultural que siglos atrás
dio lugar a la apuesta vanguardista por el desconcierto y el asombro; es decir,
por “sacar de cuadro” al público.
Los
grabados y acuarelas que forman la serie imaginan el reto que supone el arte
nuevo para el público, de cara a sus expectativas sobre la obra de arte, como
una confrontación física: el cuadro reventado sobre la cabeza. El más
tradicional de los formatos, el cuadro, tan asociado a la contemplación pasiva,
apunta aquí a una acción—¿una performance? — y a una dinámica participativa con
los espectadores, impuesta a punta de golpes. Y, a la par, emplaza una
comprensión conceptual de la obra de arte, al poner énfasis en la cabeza: la
dimensión mental del arte.
Pero
también hay otro frente desde el que surgen asociaciones a un arte de acción y
participativo: el grado de síntesis y el fuerte carácter gráfico de estas
figuras recuerda a aquellas otras del Siluetazo en la Argentina de los 80,
remitiendo así al experimentalismo de las intervenciones artístico-políticas.
Esta transgresión del soporte que imagina Bedoya y que en las imágenes de “Te rompo un cuadro en la cabeza” se da en múltiples niveles (varias capas de cuadros rotos), se materializa de modo distinto en la serie “la raspadita”. Aquí, fotografías de Rolf Knippenberg tomadas durante el Festival Contacta 1979 (en el que Fernando Bedoya y el grupo Paréntesis llevaron a cabo acciones experimentales) son cubiertas por la pintura plateada que se emplea en los cupones de lotería instantánea. A su vez, esta capa es impresa con diversos textos, para finalmente ser raspada por partes, revelando la imagen fotográfica.
El
raspado opera aquí como una suerte de ruptura creativa, donde destruir una
imagen da lugar a otra. Pero a la par, hay un implícito reconocimiento crítico
de la revalorización de la historia: acciones efímeras y radicalmente ajenas al
mercado de arte se tornan en una suerte de tesoro—un premio de lotería,
digamos—. Un malestar en el que convergen dos casualidades: las fotos de
Knippenberg, tomadas de casualidad por este turista alemán y el azar que
transforma un pedazo de papel en oro.
“Fernando Bedoya nos propone con su
muestra que el encuentro con el arte siempre es inestable y potencialmente
riesgoso, tanto para el público como para los artistas. Y por ello, siempre
cargado de posibilidad transformadora”,
mencionó Max Hernández, curador de esta muestra.
La
exposición se podrá visitar en la Galería ICPNA Miraflores (Av. Angamos Oeste
160) del 15 al 31 de marzo en el horario de martes a domingo de 11 a.m. a 8
p.m.
FERNANDO BEDOYA
Nacido
en el Amazonas peruano, Fernando Bedoya se inició en el dibujo y grabado
gracias a su madre y a los cursos ofrecidos en la escuela pública de su país.
Más tarde, ya en el Perú, tomaría clases con la artista Cristina Gálvez y en la
Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes de Lima. Posteriormente deja
sus estudios y se instala en Cuzco hasta 1977. En ese año viaja por primera vez
a Buenos Aires y regresa a Lima el año siguiente. En marzo de 1979 participó en
la creación del grupo Paréntesis-Huayco. Organizó el festival de Arte Total
“Contacta 79”, fecha de la que datan obras como Coquito, El Becerro de Oro, La
Pasteleada y una serie de intervenciones urbanas.
En
2010, su obra Mañana recibió el Primer Premio Adquisición en categoría Grabado
del Salón Nacional de Artes Visuales (Argentina). En ese mismo año participó de
la Expedición Científico-Cultural por el río Paraná, organizada por la Agencia
Española para la Cooperación. Entre 2000
y 2010, desarrolló una serie de proyectos de arte en cárceles de mujeres (Taller
Estampa), modelo que llevó a distintas cárceles de la Argentina a través de un
proyecto del Sindicato de Empleados del Estado, por lo que en 2003 recibió el
premio de la Asociación Argentina de Críticos de Arte a la Acción Docente del
Año. Actualmente,
vive entre Lima y Buenos Aires