Tomar una fotografía al espacio que nos muestra un sonido, un movimiento, un gesto o la presencia de que alguien estuvo allí: salvaguardando al tiempo. Segundos después, un murmullo, la gestación del aire y de quien tomó la fotografía crea lo seres: “…un libro de dibujo o Poesía / donde se aprieten las ruedas, el humo, las hojas, / los papás que usan tirantes y los fantasmas. …” La melancolía de la ribera y las metáforas dentro de un álbum; o si desearíamos caminar dentro del verso: un álbum hecho de melancolía acostado de la más horizontal ribera y vigilado exigentemente por el suceso completamente natural de una metáfora.
La costumbre cotidiana nos muestra que las fotografía pertenecen a los álbumes como las hojas a los robustos robles, y los álbumes a las familias; como un tesoro resguardado por el gigante aroma del tiempo y en su abatir un enigma diseñado por esos rostros, cuerpos, canciones y pinturas tendidas en un poema. En 1970, José Watanabe es declarado ganador del Premio Poeta Joven del Perú con su libro: “Álbum de Familia”. Este poemario encarna diversas melodías que conducen a Watanabe a encontrar un verso sonoro. Antes de ganar este certamen, Watanabe ya había participado obteniendo una mención honrosa con el poemario: “Arquitectura de la sombra en la hierba”. Y en este intervalo de tiempo, antes del nacimiento de Álbum de Familia, aparecen poemas sobre la cotidianidad, la familia, la nostalgia, con una base estructural de lo que vendría hacer su poemario ganador. La corrección es el encargo hecho hábito por muchos de pulir, frenar, acertar y corroborar el verso idealizado en el verso concreto. Watanabe corrige varios poemas de esta etapa ya mencionada para pulirlos en «Álbum de Familia», mostrando madurez y cambiando el vértigo que osa la poesía de juventud en su estado de describir, eclipsar y el previo perdurar para convertirse en el sólido, conciso, clave estremecimiento de abolir todo acto de inestabilidad para el advenimiento de la poética en el escrito.
El primer poema de Álbum de Familia es Chagall. Una notable representación poética sobre volar, la manifestación de los elementos de la obra del pintor francés Marc Chagall, genera una creación de lo que puede suceder cuando uno imagina o crea una aleación entre el anunciado verso y su realización grafica. “Si me atrevo y abrazo la ventana / puede suceder: el cielo gris con su golondrina completamente natural / o dos amantes sobre el mismo cielo anunciando el verano.” La cotidianidad como semejanza de espacio y respiro, el verso expresa un día común, el momento de la sorpresa genera el abrir la ventana, lo que va pasar después puede suceder, va a suceder, va a ocasionar el anhelo de esperanza. Líneas después anuncia: “Chagall ha detenido su largo vuelo sobre mis libros, / viene de sobrevolar los campos y las aldeas, ha estremecido / los árboles.” El ente artístico que enfoca su voluntad de idea poética, detiene su paseo surrealista sobre los libros, ha recorrido distintos paisajes, y en su viaje a dejado un legado de asombro y sensación de infinito a los árboles. ¿Reverencia por parte de los árboles? ¿Chagall es Watanabe? ¿Los dos usan límites de diferencia como la naturaleza y la ficción? El uso del verso en este poema abre la posibilidad de jugar con la gravedad. Newton ha descalabrado manzanas con sus ojos miopes y Chagall ha derribado los frutos y su símbolo de caer que más de acto físico muestra una manera poética de calcular y atraer.
La familia desprende de una agrupación de categorías, no solo concernientes al grado de consanguinidad sanguínea; sino al lazo de cercanía, filiación, entendimiento, enfrentamiento y correlación que tenga un hombre con su entorno. La interacción de estos elementos, proceden a ser magnéticos, desde el punto de vista de acercamiento y cotidianidad.
Watanabe en base de fotografías poéticas muestra los sucesos que se producen en una familia, el mar de la continuidad, sus puertos desolados y los navíos inquebrantables seduciendo a la marea un sonido oculto. Los parientes, los amigos, artistas, las desventuras y esperanzas son los tripulantes de estos navíos: el padre y hermano de Watanabe, Modigliani, Leonardo Da Vinci, Chagall, “el lamentable Prometeo”, Utamaro, Beethoven y la certeza de acciones de otros personajes a los que no nombra, pero los recuerda.
En las siguientes páginas del álbum encontramos: “Flores de Plástico”, con una premonición al limbo de lo material y lo espiritual. “Cada uno de estos días del Señor / un vendedor demuestra en mi puerta / que somos menos perdurables que el plástico. / y ya mi casa está llena / con diversos objetos garantizados irrompibles.” La soledad de los días, y el vaivén de la realidad con relación a lo perdurable e interminable. ¿Cómo hacer una comparación con un objeto de un material de significante tan artificial? La metáfora de las flores de plástico plasma esa belleza estoica, intacta, pero a la vez con ningún fluido de vida; tan vana y tan inservible. “La urgencia por entregar la primavera / es probable causa de algunas deficiencias: / no hay secreto placer entre el polen y el estambre / ni esa inmemorial premonición / que estremeció al hombre ante la flor marchita.” El destino de los signos en el verso, entregar la esperanza o la entrega de toda esa vitrina de flores verdaderas que han esperado su verdadero lugar. El polen y el estambre juegan una combinación de inicio, de origen, también de duplicación e imagen de reinventarse. El hombre camina y va hacia los vacíos, vuelve el signo recurrente de la muerte: la flor marchita, el ocaso de lo natural; pero teniendo cuento que versos atrás mostro el idilio y la comparación en lo material y espiritual.
En “Poema Trágico con Dudosos Logros Cómicos” sostiene que: “Mi familia no tiene médico / ni sacerdote ni visitas / y todos se tienden en la playa / saludables bajo el sol de verano.” La cotidianidad, el silencio de la familia, el afán por crear estética de lo simple, la poesía delicada y sensible. Los giros que propician la poesía de Watanabe es constante acto de navegación por su casa, el norte del país, las actividades cotidianas, los objetos comunes con el atributo de acompañamiento: “la tribu de los relojes”, “los dueños de la fonda” y otros. El poema Sugerencias muestra el refugio del poeta y sus entablados lazos con un oficio y su proceder, determinando las voces de los escribidores y sus anuncios como fijos y estáticos, asumiendo con poca sensatez aceptar sus normas. En cambio, Watanabe forja una disolución que camina llena de Poesía para enfatizar sus respuesta y reclamo: “Los literatos dicen que estamos muertos, / pero qué difícil resulta ocultar de los ojos de los muertos / en un triste acto de magia / la sonrisa de mi mujer, mis libros, mi hijo / anunciando por el tejido de lana Patito / que me ensueña largamente hasta las babas.”
«Álbum de Familia» condensa una unidad y un colectivo extrañamente relacionados de poemas memorables, mostrando a una promesa en su tiempo y a una realidad posteriormente, y en la actualidad a un clásico de la poesía peruana. Este poemario aun con un Watanabe juvenil muestra la madurez y el trabajo de corrección y aprendizaje, como el poeta en muchas de sus entrevistas y conversatorios mencionaba: el ejercicio de escribir como profesión. El oficio de pulir, tallar y dar el detalle de cada verso con una idea concreta, ardua labor que la Poesía exige y en la actualidad se ha dejado de conceder este rígido ejercicio.
Poema como Las manos, donde menciona la travesía del padre desde el Japón, y a quien considera como el iniciador e inventor de caminos, el que entrega las manos a su hijo y el significado que tiene en la vida, forjar, ejercer y caminar. Kitagawa Utamaro, el pintor de estampas japonés emerge en este poema como la imagen de las manos, o como un fino grabado, que se adhiere a la estética del escrito. Álbum de Familia, es un paisaje cotidiano de la convivencia, es un rastro que solventa un sonido y un rostro. Es una serie de fotografía que conviven en el camino de la poesía y al leerlo origina el eterno retorno a volar.