Existen demasiadas razones para que al gobierno de PPK sea recordado como “la práctica del fujimorismo por los mismos medios solo que con otro nombre”, pero la abyección vista en el curso de la última semana no tiene parangón. Lo peor es que esta se dio frente a una lucha tan complicada como justa, la prolongada huelga del magisterio nacional.
De hecho, identificar cualquier reclamo o exigencia popular masiva con un supuesto encabezamiento terrorista es uno de los más cobardes elementos a los que siempre ha recurrido el fujimorismo para, en su malhadada “teoría”, descalificar las pretensiones exigidas.
Lamentablemente, PPK y sus acólitos, sobre todo, el ministro del Interior, Carlos Basombrío, y diversos periodistas cuyos nombres evitaremos incluir por razones de higiene en la escritura, se han adherido a esta práctica siniestra.
Las protestas sociales no las encabeza el terrorismo sino la ciudadanía harta de que se incumplan las promesas expuestas en las campañas electorales. Si eso les es difícil de aprehender deberían dedicarse a otra cosa y no a la administración pública ni al gobierno.
Un uso de la democracia es velar por la satisfacción de las necesidades populares, no solo las de los grupos que rigen el poder económico y las grandes influencias en el país.
En este sentido, observar el gran interés de los burócratas “de lujo” en la aprobación e inmediata realización del proyecto Chincheros en contraste con la progresiva desidia y negativa del entorno presidencial para resolver los problemas del magisterio nos develan con cruento realismo, el absoluto desinterés gubernamental por servir al país.
Por otro lado, el cisma que ha provocado Patria Roja al interior del SUTEP, era más que necesario. Son demasiados años de atraso y componendas en este sector debido al imperio de este partido tan acomodaticio como malicioso de la izquierda nacional.
El vergonzante desempeño de muchos de sus afiliados en puestos importantes del aparato estatal, así como en los órganos de gobierno de numerosas universidades públicas nos ofrece la medida cabal de lo nefasto de este partido.
Por ello, toda reforma, en un ambiente tan propenso al continuismo, como sin duda es el SUTEP, es positivo así sea solo para ver que nuevo grupo administrara los ingentes capitales de la Derrama Magisterial.
La falta de luces políticas por parte de la administración de PPK, como ya referí, se ha exhibido, plenamente, en el involucramiento de un sector de los docentes en huelga con el torvo brazo legal de Sendero Luminoso. Este extremo nos obliga a reflexionar en lo siguiente:
Si se excluye a Movadef y, ya de plano, al mismo Sendero Luminoso, de toda actividad político partidaria, debe recordarse que todos los otros partidos comunistas del país -sobre todo el PCP Patria Roja- tuvieron una ideología parecida, incluso durante los años ochenta, variaba solo la lectura de la realidad, las posibilidades de acción y el grado de violencia a emplear.
Esta consideración no es razón suficiente para que se pretenda sancionar a los maestros que han firmado los planillones de Movadef, lo que ni siquiera los hace parte integrante del movimiento en cuestión como sabe cualquiera que haya estudiado los lineamientos básicos de nuestro derecho electoral.
A los terroristas presos se les encarceló por la violación de las leyes penales y es correcto que paguen su condena, pero sus ideas por equivocadas u horribles que puedan ser deben ser cuestionadas de modo abierto no bajo subterfugios ni censuras.
Llamar miserables a quienes impulsan al Movadef o ignorantes a quienes apoyan al fujimorismo, probablemente no sea tan desacertado, pero es absurdo exponer adjetivos cuando se deben confrontar ideas. Guárdense los adjetivos para después, primero, debátase públicamente y en cada región del país. Si no, no vale la pena que exista democracia ni ciudadanía.
P.S.
– Esta huelga tan extendida debe servir a la población para entender que no se debe temer la reivindicación de la fuerza del pueblo.
– La población debería apoyar a los docentes. No hay espacio para ser imparcial cuando se trata de una potencial mejora en la enseñanza que recibirán los beneficiarios de la educación pública a fin de gozar de un futuro con mejores posibilidades de desarrollo y prosperidad.
– En todo lo expuesto, debería pensar PPK y su sequito de oportunistas, cuando intentan apercibir a los integrantes del magisterio para que desistan de su lucha a fin de no perjudicar a los estudiantes, pero, sobre todo, PPK, puesto que fue él mismo el que prometió, durante su última campaña, que elevaría el sueldo de los maestros.