I
La Hora Final es la última película de Eduardo Mendoza de Echave (“El Evangelio de la carne”), supuestamente basada en entrevistas a expolicías y exsubersivos. Aquí se narran los pormenores de la captura del líder del PCP-SL Abimael Guzmán Reynoso y el “plan Victoria” seguido por Benedicto Jiménez (Toño Vega), a quien se trata de convertir en héroe, junto a la gente del GEIN (Grupo Especial de Inteligencia Nacional), sin siquiera mencionar aunque sea en off de records, en footnote o en letritas que hoy mismo este personaje se encuentra preso por lavado de activos, corrupción, asociación ilícita y por tener negocios con los narcotraficantes Rodolfo Orellana Rengifo y Fernando Zevallos, alias “El lunarejo”.
Incluso, Ketín Vidal (KV) aparece como un ente sombrío que vigila casi detrás de las puertas el trabajo de unos policías sucios y desaliñados que toman café y mastican hamburguesas hasta el aburrimiento y que parecen sacados de la serie Starsky & Hutch o Baretta. Curiosamente, este personaje secundario de la película y de la realidad, también está sindicado dentro de lavado de activos, corrupción y una serie de denuncias que el mismo Benedicto Jiménez se encargó de sacar a la luz en su revista Juez Justo y en diferentes periódicos del medio.
Y no pudo ser peor el otro personaje de inteligencia, Marco Miyashiro, que, casi siempre, aparece en entrevistas vanagloriándose de una captura que, según muchos analistas, más le pertenece a la CIA y a quien Fujimori, dada su lealtad, ascendió a general y lo entornilló como congresista al lado de más de 70 impresentables del partido Fuerza Popular que lidera la inefable Keiko Fujimori a tándem con kenji Gerardo Fujimori, el idiota feliz que ha empezado a despuntarse como uno de los políticos con más opciones a la presidencia para el 2021.
Pero todo esto es lo que no mostraría jamás una película tediosa como esta, sin nada de creatividad y con un solo hilo conductor que ya sabemos de memoria: cómo el director de las academias César Vallejo, Luis Arana, alias el “Cholo Sotil”, llevaba dinero a la gente de Socorro Popular y al Comité Central del PCP-SL o cómo los policías buscaban en la basura los restos o indicios que pudieran indicar algún rastro o señuelo a seguir. Curiosamente, esta película que ha tenido el auspicio de la Policía Nacional y que se ha filmado incluso en la misma casa de Surquillo donde cayó Abimael Guzmán, devela que nunca hubo narcoterrorismo, por lo menos hasta el año 1992 en que acabó la guerra interna y que el dinero que financiaba a Abimael Guzmán provenía de la mensualidad de los estudiantes pobres o clasemedieros de academias limeñas. Otro detalle y que tampoco muestra la película y que pudo, fue el sonsonete de los perros colgados (en alusión a los “traidores” y al líder procapitalista chino Deng Xiaoping) y que, como se sabe, solo fueron cinco perros y no cientos como se acostumbra decir en la prensa sensacionalista. Incluso se habla de que el PCP-SL mató a dos millones de animales en toda la guerra interna(1). O lo que apunta en una entrevista el periodista, investigador y autor de La Hora Final, libro homónino de Carlos Paredes, que Bush se enteró antes que Fujimori de la captura de Abimael Guzmán: “El veedor de los Estados Unidos estuvo desde las 2 de la tarde en la oficina de Benedicto Jiménez. Cuando el mayor Valencia confirmó la captura de Abimael Guzmán, el contacto estadounidense avisó a su jefe en Virginia y por protocolo le dijeron de inmediato al entonces presidente George Bush. (…) La información que yo he recabado que Fujimori estaba pescando en Iquitos. El exjefe de la Dincote dijo que el expresidente se comunicó recién al día siguiente”. (2).
II
Casi toda la crítica a este film ha recaído en el guion simplón y sin nada que ofrecer que no pudiera contarse en un cuarto de hora o trasmitirse por televisión. Incluso la supuesta trama del policía emblemático (Pietro Sibille) que pierde a su familia y que lucha por no perder a su hijo o la de la mujer policía (Nidia Bermejo), una ayacuchana exenfermera que intenta librar a su hermano terrorista, no nos dicen nada y a las justas se puede salvar un cortísimo diálogo donde estos dos últimos personajes intercambian opiniones sobre la realidad o sobre cómo el PCP-SL entendía la educación, los maestros o los políticos de los ochentas e inicios de los noventa. Lo demás es algo que se ha visto hasta el cansancio en reportajes, cortos y refritos que la prensa suele pasar cada vez que es necesario despertar el cuco del “terrorismo” para desvirtuar o desviar la atención de un hecho político de actualidad o un acto de corrupción como el caso Odebrecht que ha minado a casi todos los políticos peruanos, ha encarcelado a un presidente y ha requisitoriado a otro, incluso a Pedro Pablo Kuczynski que está haciendo las de Mandraque para no ser procesado.
Pero, hacer que diga todo esto una película de marras sería demasiado. Es claro que en este táper fílmico los buenos e inteligentes son los del GEIN y los malos y brutos son los del SIN, gente sin alma, desgraciados que pueden matar a sangre fría o colgar a una mujer y masturbarse en su delante. Y el monstruo mecánico es el terrorismo del PCP-SL que puede explotar un coche bomba en lugares públicos, derrumbar torres de alta tensión sin ningún sentido o ametrallar a inocentes por la espalda. Y que esta violencia demencial solo es posible porque hay locos o fanáticos que nunca han cogido un libro o que carecen de conciencia y se mueven como zombis o minions malignos bajo consignas o bajo órdenes infalibles porque “solo la sangre puede regar el camino de la revolución”.
Si esta película quiere o ha querido refrescar la memoria de los peruanos para que nunca más ocurran actos de violencia ni vuelva el terrorismo u algo por el estilo, lo primero que han tenido que contar es la verdad (fondo) y arriesgar en la forma, darle más movimiento o desplegar historias paralelas más creíbles o menos forzadas (cuantas casualidades de la vida tienen que ocurrir para que, en un sortilegio, la hermana policía tenga que investigar al hermano terrorista). De otra manera, diciendo medias verdades, contando solo lo que nos conviene o cuestiones-al-gusto-del-cliente, no vemos cómo se pueda lograr nada, mucho menos la paz, el desarrollo o afianzarnos como “proyecto país”. Tal parece que a los cineastas, como a los comunicadores y los políticos, se les olvidó que ahora hay internet y que es muy difícil que los jóvenes de hoy en día se crean el cuento o la versión de alguien y lo acepten como “verdad” sin contrastarlo o, por lo menos, sin preguntar o revisar en “Google” o, peor, que terminen creyendo a piejuntillas como dice uno de los personajes de esta película idiota y aburrida: “Padre terrorista, madre terrorista, hija terrorista, pueblo terrorista”.
(1).-http://www.eluniverso.com/noticias/2014/05/23/nota/3001416/sendero-luminoso-mato-mas-dos-millones-animales-peru-senala-informe
(2).- http://rpp.pe/peru/historia/carlos-paredes-bush-se-entero-antes-que-fujimori-de-la-captura-de-abimael-guzman-noticia-1075199