Opinión

La historia de Hugo Sotomayor frente al abuso en Cancillería

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Por Rafael Romero

El caso de don Hugo Sotomayor Vergara, al igual que el complot contra Fortunato Quesada, pone a la Cancillería otra vez en el centro de la tormenta.

Esto ocurre justo en el decurso del posicionamiento de Gustavo Adrianzén en el cargo de presidente del Consejo de Ministros y cuando sus declaraciones señalan que todos los ministros están en permanente evaluación.

Hugo Sotomayor Vergara, con cerca de cuarenta años de servicio en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú, es historia viva en la diplomacia peruana, pues estuvo al frente de una función delicada por los asuntos de Estado que pasaban por sus manos desde que ingreso a laborar el año 1980.

Pero, casi al final de su leal y patriótica misión, al igual que el embajador Fortunato Quesada, Sotomayor fue objeto de agravios, acoso moral, hostigamiento laboral y complot burocrático. Es decir, en el 2018 al diplomático Quesada Seminario no solo lo atacaban en la embajada peruana en Tel Aviv (Israel), sino que en el periodo del 30 de noviembre del 2015 hasta el 2018 a Hugo Sotomayor lo hostilizaban y empapelaban en la Embajada del Perú en Brasilia.

En medio de estos hechos probados e irrefutables, según la documentación que obra en Cancillería, cuando Popolizio, De Zela, José Boza y Pedro Rubín desde Lima ponían con malas artes contra las cuerdas al diplomático Fortunato Quesada, en Brasilia al correcto servidor Hugo Sotomayor dos embajadores (Vicente Rojas y Porfirio Bayona) y dos funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores (el consejero Ríos y el secretario Max Hernández) redactaban falaces e inverosímiles documentos con el objetivo de sacarlo del puesto, en un acto abusivo y claramente discriminatorio.

Todos esos personajes de Torre Tagle, de consuno, perjudicaron la carrera del ciudadano Hugo Sotomayor Vergara, su ascenso y su limpia foja de servicios, es decir, su trayectoria profesional y su calidad de vida; pero, según la denuncia, esto ocurrió falseando la realidad y los hechos.

Cabe recordar que Hugo Sotomayor desde los años ochenta del siglo pasado venía subiendo de puesto y realizaba sus labores con puntualidad y pulcritud hasta el antes del complot en su contra, En efecto, como él lo ha sustentado: el hostigamiento laboral ocurrió durante su estadía en la Embajada del Perú en Brasilia (2014 – 2018), pese a su buen desempeño y experiencia que lo llevó incluso a aconsejar y entrenar a otros funcionarios de los Consulados que solicitaban retransmisión de todos los cables (y también era su función encriptarlos) y asimismo hacia las valijas diplomáticas de la Embajada y del Consulado en la República Federativa de Brasil.

Pero, en este caso no se sabe por qué Ríos y Hernández se atrevieron a cuestionar, inventar y producir mentiras con el objetivo de hacerle daño a Hugo Sotomayor, de generar un supuesto acoso moral y además de no haber sostenido nunca una conversación con el embajador Vicente Rojas.

El caso es que se configuró un evidente hostigamiento laboral y acaso discriminación, lo cual habla mal de la ética en el servicio público, de la probidad, del buen trato y de la integridad en el Poder Ejecutivo, siendo más delicado que esta situación ocurra en el ámbito de la Cancillería.

¡Increíble, con la bandera se tapan los archivadores de palanca en Cancillería”

En suma, ¿cuáles son los sucesos y los detalles de un atentado maledicente y conspirativo contra Hugo Sotomayor, un profesional y servidor de la Oficina de Comunicaciones y Seguridad de la Información con más de 30 años de labor, con estudios en la UNI, con tres años en la Embajada del Perú en Washington, número uno de Misión, hasta empapelarlo en la Embajada del Perú en Brasilia?

Esperamos que el canciller Javier González Olaechea levante la alfombra y se limpie la Cancillería, porque sucede que hay más denuncias, justo cuando pensábamos que todo acababa en el complot contra el embajador Quesada, pero ahora tenemos la historia de abuso contra un servidor diligente como Hugo Sotomayor.

Por otro lado, señala Hugo Sotomayor que el Ministerio de Relaciones Exteriores había visto conveniente una ampliación de sus servicios por un periodo de tres meses, hasta el 30 de noviembre de 2018.  Pero la Resolución Viceministerial N°0221/RE fue modificada extrañamente tras una llamada del Embajador Vicente Rojas Escalante al Secretario General, Embajador Eric Anderson Machado, dizque para indicar que Sotomayor debía regresar de inmediato a la Cancillería en Lima el 31 de agosto del 2018, hecho que se cumplió con la Resolución Viceministerial N°0234/RE.

Con esto se prueba el abuso, sostiene, y tras lo cual recurrió a SERVIR y a Superintendencia de Fiscalización – SUNAFIL, donde la burocracia le dijo que primero presente su reclamo a su centro de trabajo y así nuevamente presentó su queja al Ministerio de Relaciones de Exteriores, con una carta que fue dirigida a la oficina General de Recursos Humanos, con todos los anexos que sustentaban su reclamo. La embajadora Fátima Trigoso gentilmente contestó en dos días señalando que precise la naturaleza del problema, su petitorio, los hechos y fechas de lo ocurrido en Brasilia, generándose así el Expediente Nro. 2572-2021-SERVIR-GDSRH.

Próximamente seguiremos informando acerca de la denuncia de Hugo Sotomayor, ciudadano adulto mayor que defiende sus derechos, quien indica haber sido víctima de inconductas de parte de funcionarios diplomáticos, que habrían vulnerado la Ley del Servicio Diplomático de la Republica y su Reglamento, entre otras normas de ética en la función pública.

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