Las recientes campañas del feminismo nacional han sido intensamente controvertidas por una población aún no preparada para los tiempos modernos dado su casi absoluto analfabetismo funcional. Sin necesidad de integrarme a plataformas múltiples, he coincidido y coincido en muchos extremos que propugnan dichas campañas y así lo he expuesto en los medios que tengo a disposición como Lima Gris, por ejemplo.
Por ello, debo expresar una gran indignación ante un suceso que no ha sido cubierto con toda la relevancia que merece. Sucede que acabo de ver un testimonio de violencia contra una abogada feminista y es importante señalar, en primer lugar, la valentía del gesto y, luego, la gran hipocresía de no poca parte de la izquierda que no se pronuncia. He de presumir que se trata de integrantes de la deplorable izquierda convenida, electorera y oenegista que sirve solo a sus propios intereses y que no representa nada positivo para nadie.
Pese a ello, imagino que antes del anochecer colectivos como Manuela Ramos, Flora Tristán y movimientos políticos como Nuevo Perú o el Partido Socialista habrán compartido, al menos, en redes sociales sus respectivos pronunciamientos. La demora en la expedición de estos documentos solo implica falta de cálculo político y la preeminencia de una doble moral, a todas luces, insufrible. También, es válido presumir que existen otros intereses amicales o de «negocios» que
imposibilitan que todos se atrevan a exponer las críticas que en el caso de que este agresor no fuera un izquierdista «feminista», seguro, a estas horas, ya lo hubieran convertido en objeto del más terrible escarnio público.
No conozco a la víctima ni al abusivo pero estos screenshots que corresponden al «hábil» y ágil descargo del agresor más algunos comentarios que, más o menos, se solidarizan o manifiestan «comprensión» hacia él, son ciertamente deplorables y más dignos de grandes alcahuetes que de militantes valiosos. Desde luego, se incluye en primer término, la imagen del testimonio de la abogada Parwa Oblitas, un texto valiente y oportuno.
Que quede claro que las muestras de apoyo al agresor son violentamente repugnantes.
Texto de Parwa Oblitas:
Nos pasa a todas, he sufrido violencia psicológica, manipulación y control, me ha insultado y amenazado diciendo que me metería un cuchillo a la cara, ha llegado a decirme perra, basura y que apesto, ha tirado mis cosas a la calle y me ha empujado para sacarme de su casa, luego ha pedido llorando mil perdones, él va a decir que es mentira, va inventar, va a tratar de cambiar y manipular todo, como es su estilo; dirá que yo fui agresiva y que tiene grabaciones mías, no voy a negar que en un nivel total de desesperación a los que me sometía, lo empuje a la pared y le puse mi mano en la cara; porque me estaba dejando de madrugada en la calle llevándose mi dinero y mis llaves, también le he gritado e insultado, no lo voy a negar, la relación ha sacado lo peor de mí.
Me ha mentido y engañado muchísimas veces, me hacía sentir culpable, me hacía dudar de mí, me decia que estaba enferma, me subestimaba, me hacia creer que era menos inteligente que él, me causaba mucho miedo cuando me contaba que había sido violento mientras era parte de la barra de la U, me decía que yo provocaba su violencia, que seguro yo quería que él reaccionara. Se burlaba de mi feminismo, me dijo muchas veces que era una falsa feminista, me llevo a estados de desesperación.
No queda ahí, ha sido infiel durante toda la relación, una de las chicas con las que me engaño, es una ex a la que él negaba, a la que también manipuló y ejerció su violencia y control. Ella podrá contar su historia, pero tiene patrones muy similares, el modus operandi de la manipulación era el mismo, ella tiembla y vomita del miedo, como yo, a ambas nos mandaba mensajes anónimos amenazantes, tiene videos y fotos que nos sacó sin nuestro consentimiento y a las dos nos debe dinero que le prestamos hace pocos días. Nos aterroriza pensar que pueda hacernos.
Ese es Abraham Valencia, “el pelado”, habrá gente que no me creerá o que dirá de exagero, intentará justificarlo; hay mucho más que podría contar, hay pruebas de todo y de seguro más chicas con la misma historia, ojala que pierdan el miedo y se animen a contar su historia de terror.
Pregunto: ¿Alguien así puede decirse socialista, alguien así puede llenarse la boca de discursos y abanderar la lucha de las mujeres, alguien así puede andar tan campante siendo referente y dirigente político de izquierda?
Hago público mi caso, por mí, por la chica que me mostró y contó todo, por las que dejaron de creer en ellas mismas al ser manipuladas, por todas las mujeres a las que les digo que no callen, repudiemos y sancionemos socialmente estos hechos.
Sé que esto traerá consecuencias, pero lo personal es político.