Política

La educación pública despierta: una promesa postergada que por fin empieza a cumplirse

El Gobierno ha comenzado a reconstruir un pilar esencial del Perú: su sistema educativo. La inversión en infraestructura y formación docente marca un punto de inflexión que merece ser contado.

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En un país acostumbrado a ver sus escuelas como ruinas abandonadas por la historia, el anuncio de una inversión sin precedentes —más de 11 400 millones de soles— en infraestructura educativa no puede pasar desapercibido. Se trata de la mayor inversión en cinco mandatos presidenciales, una cifra que, más que estadística, representa ladrillos, pizarras, laboratorios, techos que ya no gotean y niños que dejarán de aprender entre paredes resquebrajadas.

Desde diciembre de 2022, el Ministerio de Educación ha intentado torcer el rumbo de décadas de desidia. Se construyeron 153 colegios nuevos en 15 regiones. En Piura, 38 instituciones educativas fueron remodeladas; en Áncash, Moquegua y Tacna se levantaron tres nuevos Colegios de Alto Rendimiento (COAR), símbolo de una apuesta por la excelencia que, hasta hace poco, parecía un lujo reservado a unos pocos.

A esta lista se suman las Escuelas Bicentenario: 41 ya están en pie y se espera culminar 75 a finales de este año. El segundo paquete —17 más— llevará este modelo a 18 regiones. Pero lo que importa no es la aritmética, sino la idea que la sostiene: convertir a la escuela pública en un espacio digno, moderno, conectado, útil. No es solo cemento. Es un acto de justicia histórica.

El ministro Morgan Quero, ha puesto el acento donde debe estar: el futuro. “Estas escuelas no son solo paredes”, dijo. Y tiene razón. Son laboratorios de ciudadanía, talleres de sueños, centros donde se forma al país que vendrá.

La reactivación de obras paralizadas durante más de una década en ocho regiones —beneficiando a más de 88 000 escolares— es otra señal de que algo está cambiando. En Lima Metropolitana, 159 colegios fueron mejorados, elevando las condiciones de estudio de más de 129 000 estudiantes.

Pero la infraestructura no sirve de nada si no hay docentes preparados. Por ello, más de 300 000 maestros fueron capacitados en los últimos tres años, muchos de ellos en herramientas digitales e inteligencia artificial. Es un número que conmueve y desafía, porque formar a un maestro es formar a mil alumnos.

El ingreso de 97 000 docentes a la Carrera Pública Magisterial ha elevado la cifra de nombrados del 51 % al 71 %, rompiendo con décadas de inestabilidad y clientelismo. La meritocracia, palabra incómoda para algunos, empieza a abrirse paso en las aulas.

Por otro lado, más de 58 000 jóvenes accedieron a becas del Pronabec desde 2023, y la meta es llegar a 83 000 en 2026. Se suman las nuevas Beca Tec, dirigidas a carreras técnicas de alta demanda. De 300 becas iniciales, se espera llegar a 10 000.

Tal vez, por primera vez en años, el rostro de la educación pública se está lavando la cara. No es una revolución, pero sí una transformación silenciosa, paciente y profundamente humana. Como todo lo que realmente importa.

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