Política
La derecha arremete contra la Junta de Fiscales Supremos
Norma Yarrow, de Renovación Popular, anunció una denuncia constitucional contra la Junta de Fiscales Supremos por no acatar la reposición de Patricia Benavides, en una clara ofensiva del ala conservadora. No olvidar que, en 2023, Rafael López Aliaga la condecoró con una medalla de oro valorizada en 8 mil soles.
La crisis en el Ministerio Público ha dejado de ser un asunto institucional para convertirse en un show político lamentable. La pugna entre Delia Espinoza y Patricia Benavides, ambas decididas a no ceder ni un milímetro en su disputa por el control de la Fiscalía de la Nación, refleja no solo el colapso del liderazgo dentro del órgano autónomo, sino también la politización descarada del sistema de justicia. En medio de esta tormenta, la derecha parlamentaria, lejos de exigir orden y legalidad, ha optado por tomar partido y profundizar el conflicto.
La congresista de Renovación Popular, Norma Yarrow, anunció que su bancada presentará una denuncia constitucional contra los cuatro integrantes de la Junta de Fiscales Supremos y no menos cuestionados: Delia Espinoza, Juan Carlos Villena, Zoraida Ávalos y Pablo Sánchez. ¿El motivo? Haber desobedecido —según sus propias palabras— la resolución de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) que dispone la reposición de Patricia Benavides como fiscal de la Nación. Es decir, para esta ala política, el retorno de Benavides Vargas no es una cuestión jurídica discutible, sino un mandato incuestionable que se debe ejecutar de inmediato, sin debate ni procedimiento.
Lo más grave es que la defensa férrea y “militante” de Benavides Vargas por parte de sectores de la derecha no responde a principios institucionales, sino a afinidades políticas. La fiscal suspendida fue funcional a los intereses del Congreso en sus investigaciones selectivas, y su retorno representa para varios sectores una garantía de continuidad en ese alineamiento. No olvidar que Rafael López Aliaga en 2023 condecoró a Patricia Benavides y le entregó una medalla bañada en oro de 18 quilates valorizada en más de 8 mil soles.
Por eso, ahora que su poder está en entredicho, sus aliados en el Parlamento no dudan en atacar a la Junta de Fiscales Supremos, acusándolos de «atrincherarse» y «desacatar» la ley, cuando lo que realmente hacen es esperar un acto formal colegiado que determine con claridad la situación legal.
Norma Yarrow incluso comparó a Delia Espinoza con Pedro Castillo, insinuando que intenta «perpetuarse en el poder». La ironía es evidente: mientras cuestionan a Espinoza por presuntamente resistirse a una orden, callan cuando Patricia Benavides irrumpe en la sede de la Fiscalía acompañada de abogados y policías, autoproclamándose fiscal de la Nación sin un acto oficial que la respalde. ¿Esa acción no merece el mismo nivel de crítica?
Esta doble moral no solo daña aún más al Ministerio Público, sino que desenmascara la instrumentalización de la justicia para fines políticos. El enfrentamiento entre Espinoza y Benavides es profundamente dañino, pero más preocupante aún es cómo desde el Congreso se exacerban las divisiones y se utiliza la crisis para perseguir a fiscales que no se alinean con determinados intereses.
En lugar de buscar una solución institucional, u organizar una reforma integral, la derecha opta por la confrontación. Mientras tanto, la Fiscalía continúa perdiendo legitimidad ante una ciudadanía harta de ver cómo los más altos cargos de justicia se comportan como enemigos de una guerra partidaria, y no como guardianes del Estado de derecho.