Mentiras, memes, cyber bullying, acoso. Lo que internet da, internet lo quita y quita mucho más. La ilustradora colombiana Geraldine Fernández paso del anonimato al estrellato en cuestión de horas, y en cuestión de horas su carrera terminó, la empresa para la que trabaja ha quedado a nivel de imagen reducida a un meme y la prensa colombiana y un youtuber que la entrevistó han quedado en el ridículo, cuando se desmintieron varias de sus afirmaciones de haber trabajado en la última película de Miyazaki, esto en medio del linchamiento mediático del año. Pero más allá del escándalo ¿Qué emociones hay detrás de todo esto? ¿Cómo se perjudica una carrera profesional y el nombre de una empresa?
Seré honesto. Yo tampoco sabía que, en el equipo de Miyazaki de su última película, El niño y la garza, hubiese una colombiana. Cómo muchos me enteré por Youtube en una entrevista que me salió sugerido por el algoritmo. Al principio sentí algo de envidia del éxito ajeno de alguien joven que triunfa en la realización de una película del Kurosawa de la animación. Sin embargo, al ver la entrevista hace dos días algo de simpatía y cariño me dio el ver el testimonio de la ilustradora colombiana Geraldine Fernández. No sé puede negar, la manera como lo contaba era casi una película de Ghibli. Había un encanto en su relato, y para alguien como yo que no sabe de animación resultaba creíble sobre todo en los aspectos técnicos. La inocencia siempre es un problema. La chica que contaba a un youtuber su experiencia en una larga entrevista resultaba cuando menos sorprendente. El problema vino después. O mejor dicho antes. El algoritmo de YouTube es preciso y rápido pero no tan preciso como el chisme ni alcanza la velocidad de la ira de la red.
La reacción en Redes
@juanslopera
“Yo todo inocente viendo la entrevista, ilusionado porque alguien así participó en tal proyecto, y llego a la parte que asegura haber dibujado los primeros quince minutos… Abro comentarios y me encuentro con la triste realidad”
@Luis Alejandro Berra
“Moraleja, no le puedes mentir a Internet, no sabes cuándo lo va a tomar en serio e investigar”
@Lina Gomez
“La Vi en Twitter. Vi que la despidieron”
@Raf Mazariegos
“Hay [que] funarla en internet”
@Alvaro Lasso
“Típico de internet, lleno de farsantes”
@Hassan Go
“El meme de enero ya se lo ganó ella”
@Joe S. Ibanez
“Lo más importante es que eso abre investigaciones a sus jefes”
@Juan AH
“Vergüenza nacional”
Las condiciones laborales y el modelo de subcontratación
Claro ella no ilustró como dijo en un momento los primeros quince minutos de la película, lo cual corresponde en buena parte le corresponde al animador japonés Shinya Ohira, tal y como mencionó Miyazaki en una entrevista.
Ante el caso de Fernández, fuese el que fuese su cargo en el trabajo de la película de Miyazaki, lo que pocos comentan es el esquema de sub contratación de grandes estudios de animación como Ghibli, que subcontratan a ilustradores jóvenes de países en desarrollo para abaratar costos y es posible que también para impedir sindicalización de la mano de obra o beneficios laborales. Cómo sea así como Fernández en la última película de Miyazaki ha trabajado todo un ejército de hormigas que no sabemos cuánto han ganado más allá del prestigio o los créditos. El caso de los animadores es el de obreros tercerizados, cosa que ya vino ocurriendo con Evangelion en los años 90. Fernández no solo era una ilustradora es un reflejo de una condición económica de vulnerabilidad llamada freeter y en la que cada vez más personas jóvenes forman parte.
El trabajo real: Tecnoglass
@Estefania Valero Merkt
“Cuando trabajas en una compañía de fabricación de vidrio arquitectónico y productos de aluminio y aprovechas los equipos de la oficina para hacer el freelance de Ghibli 😎”
Yo no sabía de la existencia de una empresa llamada Tecnoglass hasta que aparecieron los memes. La otra víctima de esta historia es Tecnoglass, la empresa en la que trabajaba Geraldine Fernández. El daño a nivel de imagen corporativa es fatal.
Cómo se menciona en la web de la compañía nacida en 1994: «Tecnoglass es una compañía líder en la fabricación de vidrio arquitectónico y productos de aluminio para la industria mundial de la construcción, tanto comercial como residencial». Así mismo en el recorrido de su historia en 2013 Tecnoglass Inc., la empresa matriz del grupo, se convierte en la primera empresa colombiana en ingresar al Nasdaq, bajo TGLS. En 2017 como grupo, lleva a cabo el mayor proyecto de generación de energía solar en Colombia. En su web se ve proyectos en rascacielos de Philadelphia y Honolulu. Es decir, toda una imagen y consolidación de marca trabajada durante 30 años, y que en solo horas quedó reducida al hazmerreír global.
Cuando leí los comentarios en redes sobre el lugar donde trabaja o trabajaba Fernández (su situación laboral actual es otra incógnita), pensaba en una simple empresa de vidrio y punto. Pero al molestarme a buscar en redes más serias como LinkedIn o su propia web encontré otra realidad de una empresa con proyección internacional. Y esto no se trata de defender una compañía, se trata de ser justos con las personas de una organización que está siendo ninguneada y cuyo impacto en los inversionistas se hará sentir.
Solo pensar en las personas que tienen su vida en esa empresa trabajando durante años en ella, en que sus carreras están ligadas al destino de la empresa y al buen nombre de la empresa, como la ingeniera Diana Lohrer que tiene 26 años trabajando para Tecnoglass, es decir una vida ligada al buen nombre de la organización, y de quién es responsable en la producción de toneladas de vidrio resistente a huracanes, terremotos, balas, entre otros.
Pero la empresa también cometió un error de cálculo arrebatado por la emoción de esas primeras horas de publicidad gratuita en los medios, cuando en un vídeo Fernández compartió palabras encomiosas de algunos de los jefes de la empresa que parecieran que se quisiera rápidamente colgar de la fama de su trabajadora que llevaba pocos meses trabajando en Tecnoglass.
Por otro lado, se sabe que Fernández fue despedida por la empresa Tecnoglass donde se desempeñaba como Profesional en Diseño y Publicidad. Cómo ella misma declaró visiblemente afectada en una entrevista:
«Mañana me toca ir a recoger ‘los chiros’ que tengo en mi escritorio».
Christian Daes presidente de Tecnoglass y Geraldine Fernández.
Sin embargo, está semana la organización dio a conocer que la diseñadora sigue prestando sus servicios. “Actualmente sigue vinculada con la empresa y su contrato se encuentra vigente”, respondió Tecnogt a un medio de comunicación colombiano.
Mientras tanto la opinión pública se pregunta: ¿Otra mentira más de Geraldine? Cómo ella misma dijo en una entrevista: “Yo allá en Tecnoglass soy del cargo de diseño de publicidad y era la mano derecha de la directora de comunicaciones, digo era porque con todo esto no tuve el tiempo para explicar y recopilar todas las pruebas contundentes y mañana me toca ir a recoger los chiros que tengo en mi escritorio”.
El resultado es que la imagen profesional de Fernández se sigue deteriorando por sus mentiras, exageraciones o simples salidas en falso y por la constante en los cambios en sus declaraciones cada vez que le toca presentarse ante un medio con una versión «alternativa». Se ha especulado si es mitomana, yo en lo personal creo es nerviosismo y una falta de asistencia en quien le aconseje. De momento ella se está volviendo en un caso de manual de lo que no se debe hacer para contención de daños en lo que a la imagen se refiere. Lo mejor que podría hacer Fernández es simplemente no dar más declaraciones. En el caso de una institución bastaría una conferencia de prensa, pero en el caso de una persona individual que está expuesta a una fama y desprestigio tan repentinos, lo que requiere es callarse, tomando en cuenta lo desacertado de sus declaraciones que solo han servido para alimentar a la prensa y a los memes.
La prensa
«El talento barranquillero que se impuso en los Globos de Oro», así reza un titular de un medio colombiano antes de que la bomba estallara.
@Ibra Martinez
«Fuente: Arial»
Los medios colombianos cayeron redonditos pero también un youtuber español que la entrevistó y ahora canibaliza la entrevista en medio de la ola mediática levantada, lo cual demuestra que hasta una entrevista llena de imprecisiones y mentiras es un comodittie en la era de la información. Medios como El tiempo, Infobae y El heraldo fueron algunos que difundieron las exageraciones de la ilustradora Fernández. Por otro lado un artículo de El País de España que cubre las últimas noticias se refiere en el artículo a Fernández como «mujer», en un sentido en que parecen ningunearla en el sentido profesional, demostrando cierto machismo en el manejo de la palabra. Cómo está escrito en el artículo mencionado «Por ello, la mujer manifestó que perdió su empleo en Tecnoglass, pero la Revista Semana conoció otra mentira de esta mujer«. O esta otra cita: «su portafolio está presentando como suyos unos diseños que en realidad no fueron hechos por la mujer«.
Para ser un medio progresista resulta extraño este uso en el lenguaje.
La ilustradora fue entrevistada a toda prisa por varios periódicos que destacaron su participación en la película de Miyazaki, es más replicaron tal cual las afirmaciones de Fernández, desde que trabajo con el mismo Hayao Miyazaki hasta su relato de haber dibujado a mano miles de páginas. La afirmación de Fernández en una entrevista a un youtuber español, de haber dibujado 25 mil fotogramas a mano podría haber sido uno de las primeras pistas sobre su mentira, la cual ella ha calificado hasta el momento de «exageración». Luego internet haría el resto. La inteligencia de la colmena global puso en movimiento la refutación de sus afirmaciones, la exposición de sus cuentas de Instagram, de su portafolio de trabajo, la verificación de que no aparece en los créditos, hasta la acusación de que en su portafolio ha plagiado diseños de otros. Cómo fuere, la pregunta detrás de una persona cuya carrera ya está destruida es ¿Qué motivo a tanta gente a investigar, dedicar horas hombre en verificar datos y contrastarlos con sus declaraciones? ¿Fue amor a Miyazaki y a la moribunda animación analógica en la era digital o fue envidia, el deseo de desenmascarar a una farsante y regodearse en la destrucción de su vida? Por más honestos que fuesen los motivos originales, lo cierto es que el cyber bullying de enero de 2024 es para Geraldine Fernández, «La colombiana», una persona reducida a un meme, al escarnio público y al ridículo. Ella ya ha afirmado que ha recibido acoso, amenazas, ataques en redes y que siente una gran presión que podría llevarla a alguna forma de daño. Aunque eso no demerita su responsabilidad sobre lo que dijo en sus menos de 48 horas de fama, lo cierto es que el acoso en redes es tan brutal, sumado a que ha sido despedida, y a qué su carrera como ilustradora ha terminado antes de cumplir 31 años. Eso es motivo suficiente para que alguien se autolesione en un proceso de depresión crónica en la que definitivamente Geraldine se encuentra, mientras tanto los memes no paran. Esta es sin dudas la peor semana en la vida de Geraldine, y yo le deseo de corazón y por un motivo de empatía por alguien a quien llegue a sentir envidia, de cuyos memes me reí, le deseo lo mejor, que aguante, supere el mal momento y que aprendamos todos que las mentiras u exageraciones son inherentes a todos los seres humanos, y que a quien se apedrea hoy, mañana te puede apedrear a ti, y hacerlo en masa.
El caso peruano
Cristhian Hova se convirtió en el gran artista de la mentira. Logró engañar a periodistas de El Comercio, curadores, galerías de arte y a sus seguidores. Los periodistas de la revista Somos, no hicieron lo básico que se tiene que hacer en el periodismo, verificar la información. Se puede decir que copiaron y pegaron la información brindada, confiando en una agencia de relaciones públicas que trabajaba para Cristhian Hova.
El artista peruano les hizo creer a los periodistas de El Comercio, que había publicado sus trabajos en la reconocida revista The New Yorker. Al parecer, dejó con la boca abierta a los trabajadores del decano, que resaltaron en el artículo publicado el sábado 22 de julio de 2017 en la revista Somos “ha ilustrado cuatro portadas alternativas de películas de Marvel, 11 para DC Comics y una para Century Fox. Además, tres tapas para la revista The New Yorker”.