Por Raúl Villavicencio
“Vamos a ver a la chica de la tele, qué bien que canta, cómo se mueve”, dice un fragmento de una de sus más icónicas canciones que posteriormente la bautizaría como la “Chica de la Tele”; aquella animadora infantil que tiene el don de un Peter Pan femenino para regresar a la infancia a millones de niños de distintas generaciones, tanto nacionales como extranjeros, pues sus programas llegaron a verse en Chile, Bolivia, Panamá y Centro América.
Yola Piedad Polastri Giribaldi, o simplemente Yola, es la responsable de ese increíble universo de Burbujitas, Muñecas, Pollitos y Yolaboys, quienes formaban parte de su elenco de danza y actuación, muchos de ellos ahora señores y señoras de cabello cano, pero que en su interior siguen guardando aquel niño intrépido y travieso que podía saltar, correr, bailar y dar volteretas de aquí para allá cuando Yola empezaba a cantar.
Quién no ha escuchado algunas de sus canciones en una fiesta infantil o en una reunión de cuarentones o cincuentones que se saben de memoria la tonada de ‘La feria de Cepillín’ o ‘El Eco’. Yola es esa hada mágica que supo pasar del claroscuro al multicolor que iban ofreciendo las nuevas televisiones de antaño, mostrando a los ojos de grandes y chicos aquel arcoíris que se escondía entre blancos y negros, pues su escenario era una explosión de rojos, verdes, amarillos o azules de sus bailarinas conocidas como Muñecas; pero no solo ellas sino todos los que conformaban su elenco artístico eran sacados de un cuento infantil. Saltimbanquis, payasos, magos, cada sábado era una fiesta por las tardes y Yola era la reina indiscutible de los más pequeños de la casa.
Curiosamente nunca se casó, nunca tuvo hijos, porque una vez confesó que tenía fobia a la infidelidad. Es así que su vida la dedicó enteramente a los niños y niñas, al menos hasta ahora ya que ha decidido salir finalmente de ese mundo etéreo que la mantenía eternamente joven.
Yola dirá adiós a los shows infantiles luego de 50 años el próximo 3 de febrero, siendo consciente que el tiempo no hace excepciones a las hadas ni los personajes de fantasía. Pandereta en mano, volverá a convocar a la banda, su banda, para reír, bailar y saltar.
(Columna publicada en Diario UNO)
