Política

La apuesta del Gobierno por ‘energías renovables’ con bandera china

El ministro de Energía y Minas, Jorge Montero Cornejo, anunció que la inversión china es bienvenida y destacó que el Perú continuará impulsando iniciativas orientadas al uso de energías renovables (RER), como el Hidrógeno Verde, para el desarrollo de la generación eléctrica.

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Mientras el discurso oficial celebra la “transición energética” y el impulso a las energías renovables (RER) en el Perú, lo que no se menciona con la misma claridad es quién está detrás de esa inversión y cuáles podrían ser sus verdaderas implicancias. La reciente aprobación de una adenda que eleva a casi 500 millones de dólares la inversión de la empresa china Hydro Global Perú —socia de China Three Gorges— en la central hidroeléctrica San Gabán III, revela cómo el lobby energético chino avanza a paso firme bajo el manto de la sostenibilidad.

Se consuma lobby chino

El ministro de Energía y Minas, Jorge Montero Cornejo, ha saludado la participación china en estos proyectos, destacando el supuesto potencial del país en energías limpias (RER), como el Hidrógeno Verde. Pero más allá del entusiasmo por captar capital foráneo, surgen serias dudas sobre el verdadero beneficio de este tipo de inversiones para el Perú.

La Resolución Ministerial Nº 480-2024-MINEM/DM, refrendada por el ministro Montero Cornejo, establece que, con fecha 12 de diciembre de 2024, se culminó la suscripción de la segunda adenda de modificación del contrato de inversión tras gestiones realizadas entre la empresa concesionaria y ProInversión.

Resolución Ministerial n.º 480-2024-MINEM/DM.

San Gabán III es presentado como un símbolo de progreso y cooperación bilateral. Sin embargo, poco se dice sobre el impacto ambiental de construir una hidroeléctrica de 205.8 megavatios en una zona rica en biodiversidad como Carabaya, Puno. Tampoco se discute con suficiente profundidad la pérdida de soberanía energética cuando un país extranjero —con intereses geoestratégicos claros como China— controla buena parte de la generación eléctrica a través de empresas concesionarias.

Por su parte, Zhu Hongbing, presidente internacional de China Three Gorges, socia de Hydro Global, afirmó que continuarán invirtiendo en proyectos eléctricos, basados en fuentes limpias, promoviendo el uso de energía sostenible para la población, siendo el Perú, el país donde ejecutarán la mayor inversión.

“San Gabán III es el fruto del memorándum energético firmado entre China y Perú, lo que fortalece las relaciones bilaterales entre ambos países y contribuye a la creación de empleo local, dinamizando su economía y aportando conocimientos en nuevas tecnologías”, expresó el empresario asiático Zhu Hongbing.

Presidente de ‘China Three Gorges’ Zhu Hongbing y ministro de Energía y Minas, Jorge Montero Cornejo.

La llamada “energía verde” se convierte así en una etiqueta políticamente correcta para justificar megaproyectos que, aunque no queman combustibles fósiles, sí generan impactos sociales, alteraciones en los ecosistemas y dependencia tecnológica. En nombre del desarrollo sostenible, se permiten adendas contractuales, modificaciones de cronogramas y aumentos presupuestarios sin mayor escrutinio público.

La narrativa del “hidrógeno verde” y la inversión en renovables sirve más como un recurso discursivo que como una verdadera política de transformación energética con enfoque descentralizado y equitativo. Mientras las grandes hidroeléctricas reciben toda la atención y el dinero, poco o nada se hace por democratizar el acceso a la energía en comunidades aisladas, ni por fortalecer fuentes renovables de pequeña escala que podrían empoderar a la ciudadanía y reducir conflictos sociales.

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Detrás del discurso limpio de las RER, a la que se sumaron algunos congresistas lobistas y dos exviceministros de Energía y Electricidad, respectivamente, se esconde una realidad compleja donde la sostenibilidad se usa como excusa para beneficiar a grandes corporaciones extranjeras. Y el Perú, una vez más, parece entregarse con los ojos cerrados.

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