Trump es el partido Republicano, así quedó consagrado en la reciente Convención del Partido Republicano en Cleveland, Ohio. El partido de Abraham Lincoln está en manos de un magnate desquiciado, y no es extraño que la Convención la inaugurara una niña blanca ciega cantando el himno yankee. Imagen simbólica de un país que se ha quitado los ojos.
Hubo oraciones de un sacerdote en la Convención y protestas de hispanos afuera. Los discursos de la esposa e hijo de Trump acapararon en escandalo las primeras planas. Yo ya no sé si cuando sintonizo ABC o la CBS o DW TV estoy viendo canales de noticias o solo apéndices informativos de E! Enterteiment. Las pugnas internas por el poder y lo increíble del ascenso de Trump también podrían hacer pensar que estamos viendo HBO o una serie culebrona de Netflix. Y lo mejor de todo sin pagar.
El discurso incendiario de Trump solo hecha gasolina a la situación crítica internacional (atentados en Francia, Brexit, etc.) y la crisis interna (denuncias de racismo y asesinato de cinco policías en Dallas hace una semana y otros dos hace tres días). La mayoría de analistas internacionales omiten decir lo que todos saben en EE.UU., y es que el triunfo de Trump (su sola presencia en estas elecciones es de por si un éxito) se debe al fracaso del gobierno de Obama, a lo decepcionante de su gestión en todos los ámbitos, quizá el gobierno más débil que ha ocasionado esta oleada reaccionaria cuasi protofascista.
Su gobierno ha dio a ciegas como la niña ciega del himno. A más atentados del ISIS o muertes de policías Trump parece crecer más y más, agigantándose desmedidamente. Y no hay quien lo pare. Si sube el petróleo Trump avanza, si hay un atentado en Bélgica Trump avanza, si Holanda quiere retirarse de la Unión Europea pues claro que Trump avanza. Y Hillary no convence nada.
El hecho de que el partido republicano realizara su convención en Cleveland en Ohio es simbólico, ese Estado no es ni demócrata ni republicano, es término medio, y quien gana en Ohio gana las presidenciales casi siempre. Ohio esta golpeada económicamente desde la crisis de 2008. La Convención de esta semana allí ha sido la de una multitud de hombres blancos enojados.
Las bases del partido que abrazan entusiastamente a Donald mientras la élite de su partido se ausentan a su nominación oficial. Así dos senadores republicanos se disculparon de no asistir a la convención de su partido, uno alegando que prefería quedarse en casa cortando el césped del jardín, y otro alegando que esta época del año es buena para ir a Montana de pesca.
Los Bush tampoco fueron, como tampoco los últimos dos candidatos republicanos a las elecciones de 2008 y 2012. Y sin embargo eso no le quita votos, como tampoco le quitó votos ofender a las mujeres, a los negros o a los latinos. Si eso no lo afecta nada lo hará. Ni plagios del discurso de su esposa o hijo (palideces informativas nada comparables a cada barbaridad que sale de la boca del magnate).
Las elecciones estadounidenses son en noviembre y Trump está a solo tres puntos de alcanzar a Hillary Clinton, y todavía estamos en julio.