Kunta Kinte es el personaje de la novela Raíces, un negro esclavo traído de África en 1767 y al que quieren imponerle el nombre de “Toby” en EU. Su lucha y su indoblegable carácter fue transmitido de generación en generación hasta que llegó a los oídos de Alex Haley y lo convirtió en novela. En el otro extremo está el tío Tom, un “niger” sumiso que ama el látigo y el castigo que le imponen sus amos. Entre novela y novela tuvieron que pasar más de cien años para que el modelo “Tom” sea reemplazado por el de “Kunta”.
Llamar “migración” a la captura masiva de esclavos siempre ha sido un error (u horror). Así como también las invasiones. Del mismo modo, no se puede llamar “ilegal” o “delincuente” a alguien que cruza una frontera sin tener los papeles respectivos. El término exacto es «inmigrantes en situación irregular». La Organización Internacional para las Migraciones (OMI) ha señalado que la irregularidad se refiere a la situación migratoria de una persona, no a la persona en sí. ¿Qué quiere decir esto?, pues, simple, que, aunque sea una situación «ilegal», no hay delito por ser migrante. Ejemplo, cuando EU recibía a los cubanos en los sesenta, los hacía sin ninguna documentación. Ergo, eran «migrantes en situación irregular» y no delincuentes.
El mundo vive en constantes guerras y crisis de todo tipo: cultural-social-económica, etc., y estos hechos hacen que muchas personas quieran o necesiten abandonar sus hogares, sus países. Este escriba alguna vez tuvo que ayudar a unos refugiados a los que la ONU les había dado un cartón con un sello. Ese era el único documento que estas buenas personas tenían. A ello hay que agregarle el componente racial. Lastimosamente el color de piel sigue siendo una tara para pensamientos supremacistas.
Los negros ya no son perseguidos en EU, la lucha de Martin Luther King, Malcom X y otros más dio resultados fácticos, aunque la norma se suele romper. Ahora les toca a los latinoamericanos. Es hora de releer a escritores que tocan el tema como Eduardo González Viaña y El corrido de Dante o los libros de mi viejo amigo, Hemil García Linares, especialmente “Exiliados, Narradores y poetas migrantes”.
El mundo está cambiando, pero el elemento cultural se mueve en cámara lenta. Ojalá más escritores, músicos y artistas migrantes puedan elevar su voz en este momento.