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KENJI Y GALARRETA, LOS PEONES DEL FUJIMONTESINISMO

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La visita de Kenji a Ollanta Humala sorprendió a tirios y troyanos, pero no a quienes le vienen siguiendo el rastro dejado por el fujimontesinismo desde las mismas cárceles de la Diroes y desde la Base Naval del Callao, donde operan sus patrones Alberto y Vladimiro, ambos hampones que esperan salir en libertad para, entre otras cosas, continuar con la corrupción a gran escala en este país y hacerse cargo de las diversas cuentas secretas que tienen en algún paraíso fiscal.

No olvidemos que  Kenji Fujimori fue aleccionado y tutelado por el mismo Montesinos, a quien el adolescente Kenji (como su hermana Keiko) llama “tío Vladi” y este le respondía el saludo llamándolo “muchacho terrible”; y por eso estuvo en los túneles de la operación militar Chavín de Huántar. Eso sin contar con los 100 kilos de cocaína encontrados en uno de los almacenes de su empresa “Limasa” y el asesinato del periodista Luis Choy, en el 2013, quien investigaba al socio de Kenji,  Miguel Ángel Ramírez, primo de Joaquín Ramírez (ver más abajo).

Cabe señalar que la misma Keiko mencionó que el exedecán de Fujimori (1992-1995, 2000): Walter Enrique Jibaja Alcalde es su hombre de confianza, lo mismo que los militares Juan Gutiérrez Castro, Hugo Antonio Cornejo Valdivia, Fernando Hernán Fizcarrald y Santos Augusto Paredes Becerra, exhombres de Montesinos.

El caso de Galarreta es más sinuoso y siempre movido por la angurria politiquera, el transfugismo o por donde soplen los vientos. Así Galarreta se enganchó primero con el Movimiento Libertad y Renovación. En el 2002 fue elegido concejal de Lima por la Alianza Unidad Nacional (UN) y desde el 2006 al 2015 se unió al Partido Popular Cristiano (PPC). De tal modo que cuando llega al Congreso lo hizo como pepecista. Y ya en el 2011 vuelve a ser reelegido con la Alianza por el Gran Cambio. Y este 2016 después de haber hablado pestes contra el fujimorismo, aparece al lado de Keiko Fujimori. Sus palabras quedarán en un vídeo para ser contrastadas: “Definitivamente, la experiencia del régimen fujimorista fue una experiencia nefasta en materia de institucionalidad, de derechos humanos, de corrupción”.

Pero la cuestión  es que Galarreta ya desde el 2012 viene dando un giro de 180 grados que incluso lo ubican como socio de Joaquín Ramírez, excongresista y empresario acusado por lavado de activos y de financiar al fujimorismo. Asimismo, la DEA lo puso en la mira con unos audios.

Lo cierto es que Joaquín Ramírez le vendió un departamento que construía su sociedad Promotora Inmobiliaria Primavera a un precio muy por debajo del precio base y con la entrega de 50 mil soles sin ningún recibo, hecho que fue denunciado por los medios periodísticos en su momento. Y más aún cuando estos dos personajes, como integrantes de la Comisión de Economía del Congreso, se opusieron al proyecto de ley 794/2011-CR que daba a la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) la facultad de levantar el secreto bancario a investigados por lavado de activos y casos de narcotráfico

De este modo, no es difícil asociar a Kenji Fujimori y a Luis Galarreta con la corrupción y el (neo)fujimontesinismo, el mismo que ahora nos gobierna y amenaza con torcer los destinos de este país.

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