El Ministro de Salud de Alemania Karl Lauterbach (SPD) no puede afirmarse contra el partido ultra-liberal FDP. Se abandona la estrategia original, pero se mantienen las recomendaciones.
Incluso sin toque de queda y un cierre ordenado por poco más de 3 semanas, Alemania ha implementado durante mucho tiempo las medidas de corona más estrictas en Europa. Se cometieron muchos errores con el ministro de Salud Jens Spahn (CDU) y se traicionó la confianza en la política. La pandemia no solo ha demostrado lo mal preparada que está Alemania para una pandemia, sino también lo mal que funcionan los instrumentos para combatir la corrupción.
Con defensas débiles
El asunto de la corrupción en torno a eMix, como resultado de las gestiones del ex-Ministro de Salud Jens Spahn que llevaron a la empresa de su esposo a comprar máscaras a una empresa textil suiza creada para ese fin y a precios excesivos, fue mediado por Monika Tandler, hija del político de la Unión Cristiana Socialdemócrata (CSU) Franz-Josef Strauss. Todos cobraban comisiones de seis cifras, excepto Jens Spahn, que compró una casa a través de su esposo. Pero aún más escandaloso que este comportamiento delictivo es el hecho de que las máscaras que se distribuyeron a los centros sociales y de enfermería eran de tan mala calidad que fueron recolectadas y almacenadas al cabo de unas semanas a través de una campaña de retirada. Jens Spahn es, por tanto, responsable de daños económicos y sanitarios de los que él y un puñado de políticos de la CDU y la CSU se han enriquecido personalmente. Pero la gloria suprema en medio de la crisis de Corona es el hecho de que no existen instrumentos para emprender acciones legales contra los involucrados en este asunto. Jens Spahn tuvo la audacia de no renunciar en medio del escándalo y concluir su mandato.
Lauterbach y la ola continua
La Corona-crisis hizo menos daño a la reputación de políticos irresponsables que a la de aquellos científicos que, ante la incapacidad y la ignorancia de los primeros, tuvieron que incursionar en la política a la fuerza y con la prensa en contra. Cualquiera que no dudara de la existencia y el peligro del coronavirus buscó el consejo de virólogos como Drosten, Cisek, Kekulé o Lauterbach. En cambio quienes rechazaban las restricciones comenzaron a pasear por las calles con personas de ideas afines pero posturas políticas opuestas para gritar «¡Libertad!». Medios periodísticos como la Bild-Zeitung tildaron de alarmistas a los virólogos mencionados. Mientras que unos optaron por retirarse de la esfera pública y evitar la contienda con la prensa, otros -como Karl Lauterbach- asumieron el reto de combatir además del virus, a negacionistas y periodistas. Lauterbach sigue asistiendo a Talk Shows semanalmente y para prepararnos para el verano aparece dando recomendaciones en el hit musical del verano de la comediante Caroline Kebekus.
Caen las máscaras y despega el CoViD19
El 1 de mayo terminan en Alemania las medidas más eficaces para combatir la pandemia. El uso de máscaras se reduce a hospitales, centros de atención y el transporte público. El aislamiento se convertirá en mera recomendación, excepto para personas del sector salud. El intento de obligar a vacunarse por ley ha fallado, pero con el 79% de vacunados, casi se ha alcanzado la meta del 80% de inmunización de la población. Sin embargo, abandonando la obligación de llevar mascarilla en interiores, que efectivamente sirve para protegerse uno mismo y, sobre todo, a otras personas de enfermedades respiratorias, un incremento de casos y la propagación de nuevas variantes son de esperarse.
Según la FPD ahora cada quién podrá demostrarle a los demás cuánto se preocupa por la salud del prójimo. O sea, la libertad en donde la seguridad y tu prójimo eres tú mismo.
En cambio la estrategia de comunicación actual ya no consiste en patetismo y comparaciones improvisadas de marcas de coches de lujo, sino en humor e ironía.