Por Edwin A. Vegas Gallo
Para la juventud peruana, el tema político es real y no lo rehúyen, habida cuenta, que es esta generación de jóvenes entre 18 a 29 años, los que afrontarán las consecuencias de las decisiones nefastas de los actuales “líderes” políticos, más preocupados en sus litigios judiciales que enfrentan, amén, de la soterrada convivencia para llegar al 2026 y luego seguir reciclados hasta el 2031.
Lo que sí es cierto, que la juventud peruana, aún cuando actúa con sensatez y responsabilidad, en el tiempo de protesta; no encuentra motivación política en las universidades, porque ellas han renunciado o las han obligado, a estar de espaldas, a la realidad socio económica y ambiental del Perú.
Ni que decir como factor desmotivador, el descrédito de la clase política actual, que les causa gran frustración e incluso los puede llevar a la apatía, al pensar que no pueden conseguir nada con su participación y protesta.
Pues bien, se hace necesario crear espacios de oportunidades para que la juventud en general, manifieste su preocupación de manera constructiva y ponderado, para internalizar su motivación y compromiso a mediano plazo con el desarrollo sostenible, en el entendido de arraigarse como un modo de vida y que el mismo, será para algunos jóvenes un asunto de responsabilidad, mientras que para otros un tema de supervivencia.
De allí, que no podemos permitir el transmitir los efectos de una actual deficiente gestión del Ejecutivo y del Legislativo, a las generaciones jóvenes, ávidas de la economía del conocimiento, para proteger su futuro.
Es importante se entienda que los jóvenes de ahora, son los que tomarán las decisiones del mañana inmediato.
Por tanto es esencial el empoderamiento político de la juventud responsable, para que cuando se hagan de puestos decisorios, el desarrollo sostenible sea un modelo aceptado en el plano político, económico y social.
