La religión y la psicología nos hablan sobre la importancia de proteger a la familia. Cuando Caín mató a su hermano, Dios le dijo: ¿qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clamará desde la tierra, maldito seas, vivirás errante, extranjero y sin fuerza (popular).
Por otro lado, la ciencia determina que las familias dictatoriales tienden a producir hijos con actitudes delincuenciales, debido a que, al no ser escuchados, están en una constante búsqueda de figuración y del poder por la fuerza (esto graficaría perfectamente a los Fujimori).
Lo contrario ocurre con las familias democráticas, ya que al existir espacios dialogantes, los hijos suelen valorar la armonía y respetar los consensos. Incluso podríamos agregar que hasta entre los delincuentes más avezados existen normas de convivencia, de respeto a los clanes, a los territorios, etc., sin embargo, Keiko Fujimori ha roto todos los códigos, llegando a límites fuera del alcance hasta del perdón divino por la desesperación e impotencia ante lo que iba a ser una nueva derrota en votación y traicionó a su propio hermano hiriéndolo de muerte, tal como lo hizo con su madre al desplazarla y aceptar ser la primera dama de la dictadura corrupta, tal como lo hizo con su padre al no buscar de manera sincera su libertad, pues, por cálculos políticos, le convenía más que se quedase en prisión.
Ahora pretenderá recuperar a como dé lugar la mayoría absoluta del Congreso mediante los accesitarios de aquellos que ha sometido a proceso de desafuero e inhabilitación a participación en elecciones, entre ellos, su hermano, competencia directa para el 2021 y que, de prosperar, quedaría bloqueado.
Luego de esto irá por Martin Vizcarra ya que absolutamente nada garantiza que pueda gobernar tranquilamente hasta el final de su mandato, dentro de unos meses de forma paulatina irá promoviendo interpelaciones a sus ministros para seguir con la desestabilización al Ejecutivo, arrinconar y negociar “calma” política a cambio de cabezas de fiscales, jueces, miembros del Tribunal Constitucional, etc. Ese es el modus operandi, Keiko Fujimori está cimentando su liderazgo en base al miedo, al espionaje, al chantaje, al reglaje, a la represión, al abuso, a la prepotencia y, ahora, a la traición.
Ella misma, avalando lo que dijo Jorge Barata, ha reconocido que es una persona fría y distante, y eso es algo que la opinión pública ya se ha dado cuenta. De terror, ni sus propios congresistas deberían fiarse. Ante esta clase de accionar y de personalidad, un cuestionamiento inevitable sería: si Keiko estuviese en campaña en el 2045 y una de sus herederas decidiese postular de manera paralela a la presidencia, ¿la traicionaría también con un espionaje? Empezamos a sospechar que la respuesta podría ser que sí.