De niño quería ser marino, por ello le pidió a sus padres que lo matriculasen en el Colegio Militar Leoncio Prado (1972-1974), del que años después interpretaría en el cine al personaje de el Jaguar de la Ciudad y los Perros (1985) la primera gran novela del Nobel Mario Vargas Llosa.
Muchos son los peruanos que vieron aquella película filmada hace 30 años, pero pocos los que han podido ver la película y leer la novela, la cual a nuestro modesto entender el personaje que se lleva el último recuerdo del lector es justamente el Jaguar, quien brinda en una cantina de barrio con piscos con el flaco Higueras, aquel muchacho que no aparece en la película y le enseñó al Jaguar algunas cosas malas de la vida.
Ochoa volcó su experiencia personal como ex alumno del Leoncio Prado, lugar donde al igual que el Jaguar alguna vez tiró contra (salir del colegio) o cabrearse (no estar en clase o hacerse la pera) y en el que por primera vez estando en “la perlita” con una radio a transistores escuchando la emisora Atalaya, escuchó por primera vez un poema hecho canción, Cantares de Antonio Machado, cantado por Joan Manoel Serrat, desde aquella vez la poesía y literatura captaron sus sueño y lo alejaron de sus ganas de ser marino.
Llevando la poesía en el alma Juan Manuel ingresa a la PUCP y estudia Lingüística y Literatura, que si bien no culminó, lo fue formando y educando con diversas lecturas de clásicos de la literatura universal, su paso por la facultad de letras le brindó además de amigos, conocimientos académicos y sobretodo metodología.
Un día con un grupo de amigos habían quedado en ir a ver una película de Mel Brooks pero acabaron yendo a un mercado en Miraflores, en Santa Cruz y vio al grupo Cuatro Tablas, el alma del poeta volvió a rugir como un fiero Jaguar y se matriculó en el TUC (Teatro de la Universidad Católica) conforme pasan los años va logrando pequeños papeles en Teatro, ayudaba en la producción de Lucho Llosa y casi accidentalmente se entera del casting en búsqueda del Jaguar para la película “La Ciudad y los Perros”, llegó al casting algo nervioso y sintió que hizo una primera lectura algo floja cuando justamente pasaba Pancho Lombardi por la oficina del casting, quien lo observó y le dio la segunda oportunidad de lectura del guión, tras la lectura Juan Manuel volcó sus recuerdos, sus huellas caminando, tirando contra o cabreándose en la perlita cuando fue alumno, recordando la fiereza de todos los Jaguares que hay en cada promo leonciopradina, de los Boas, los Rulos, los Arróspide, los Esclavos, Los Ballanos, los Gamboas, los Esclavos, las Teresitas, la Pies Dorados, los serranos Cava y el poeta Alberto Fernández.
Pocos saben que Juan Manuel tiene mucho de poeta desde esa tarde de los 70’s que se cabreó en el Leoncio Prado y escuchó por primera vez cantar a Serrat.
Juan Manuel Ochoa. Foto: Jorge Luis Gómez.
Treinta años después del estreno de la película “La Ciudad y los Perros”, que fue la primera película que grabó, el Jaguar sigue vigente en la historia del cine y la novela, Juan Manuel Ochoa ha hecho más de 35 películas ha recorrido un camino haciendo y sufriendo la carrera del artista con diversas series de televisión, afirma –y suscribimos lo que dice- que el Montesinismo implantó un sistema en la televisión a través del mundo del espectáculo con miras a una reelección que las calles llenas de estudiantes impidieron que se diera.
Para el Juan Manuel Ochoa todo pasa y todo queda y sin perseguir la gloria quedo en la memoria de la gente como el Jaguar y hoy 30 años después quiere reunir a la promo para saber ¿quién mató al Esclavo?…vamos Jaguar –como diría el Boa que interpretó el genial Aristoteles Piccho- que la gente quiere volver a ver esa promo, saber que fue de teresita, de la Pies dorados, del Poeta, del Rulos, de Arrospide, del teniente Gamboa…treinta años después Jaguar…¿qué fue de ellos Jaguar?…
Escuha el podcast de la conversación completa entre Juan Manuel Ochoa y César Costa Aish en Caja Negra por radio Lima Gris.