La llanchama es un árbol que crece en la espesura amazónica y llega a medir 30 m. de altura y 90 cm. de diámetro, su corteza es de color gris y textura áspera. El hombre originario amazónico emplea su corteza para hacer máscaras, vestidos y pintar lienzos donde manifiestan su cosmovisión amazónica o la manera que ellos dan una interpretación profunda a momentos o situaciones que las líneas impresas van teniendo forma y un sentido propio. José Leonardo Morey Ríos, es hijo de Víctor Morey Peña y de la Sra. Miguelina Ríos Marín. Desde muy temprana edad, aproximadamente 7 años, acompañaba a su padre a navegar por los ríos amazónicos que lo llevaban de su natural Iquitos a Pucallpa; se puede decir que fue uno de esos primeros contactos que mantuvo con el río, el bosque, la muyuna y la palizada.
De manera sincronizada iba escuchando relatos, leyendas y cuentos propios de nuestro folklore amazónico que enriquecían su conocimiento y formación. Al finalizar sus estudios primarios y secundarios viaja a Lima a estudiar cursos técnicos de publicidad, fotografía, fotomecánica, diseño gráfico y marketing, recuerda que en aquellos tiempos estas carreras no tenían demanda y era poco rentable, pero a él le apasionaba dedicarse a estudiar estos cursos. Regresa a Iquitos y llega a trabajar en el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía con el Padre Joaquín García y en TVS Cable con el polaco Stanislaw Tyminsky, el año 1988 ingresa a Bellas Artes y egresa el año 1992. Luego complementa su formación en la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana ostentando el grado de bachiller en Educación luego pasa a ser parte de la plana docente en Bellas Artes y así va formándose el artista; es ahí cuando un alumno de la comunidad nativa bora de Pevas, le regala un pedazo de corteza de llanchama y le transmite la técnica de pintar este lienzo con piripiri, que es una planta herbácea que también se le da uso curativo y medicinal.
Hasta ese momento, para José Morey Ríos, el conocimiento de esta planta era incipiente y así empieza a pintar los trazos geométricos que era su especialidad, queriendo imponer su estilo, y se da cuenta que era rechazado, el resultado de la pintura no era de su gusto y era ajeno a lo que él deseaba; se genera un conflicto entre Morey y la llanchama hasta que viaja a Lima y se reúne con dos pintores en Barranco donde les muestra la tela y una de sus amistades se fija en las líneas y con esa capacidad visual artística, le aconseja y demuestra el grado de importancia y buen uso que pueden dar estas líneas. Desde ese momento hasta sus últimos días, esta corteza amazónica, se convierte en cómplice y compañera en la vida diaria del pintor manifestando que son ventanas para ingresar a un mundo mágico y universal con los elementos que lo componen: naturaleza, agua, relámpagos, seres vivos, demonios de la selva amazónica entre otros. Morey reafirmaba que cuando iba a trazar un dibujo, no sabía ni lo que iba a pintar, solo se dejaba llevar por las líneas que empiezan a visualizarse y tener diferentes formas construyendo las figuras, esta dualidad hizo que denomine a la llanchama como “mi maestra silenciosa”.
Así, estos lienzos recorren Europa en diferentes exposiciones llevando esta técnica a su máxima expresión y en Iquitos se les puede apreciar decorando paredes de los fastuosos hoteles y restaurantes. Hace poco, donó uno de sus cuadros a la pinacoteca “Luis Repetto” que se encuentra en Iquitos, donde se puede apreciar “Amaxonia”, y él la describe de esta manera: “Una sirena curiosea la proa de un barco hundido en las profundidades de un río. Su cuerpo alargado de diseños lineales en naranjos, blancos y amarillos, contrastan con el brillo azul de la profundidad, habitado por otros actores diferentes. Las corrientes multidireccionales de celestes, azules y esmeraldas se mueven con ritmo y armonía. Todo cobra vida en un instante, mientras la sorpresa del naufragio, entretiene a la criatura sin tiempo”. Esta descripción tiene una composición diagonal y tiene mucho que ver con el agua y los mitos que hay en ella. El río es vida, es un medio de transporte, un camino y también es división, separación o muerte, convirtiéndose esta pintura en algo simbólico y sujeto a muchas interpretaciones. Christian Bendayán, artista amazónico, describe a Morey y su pintura “Amaxonia” con este texto, “Gran artista Pepe y muy buena elección, esta obra es una excelente muestra de la madurez de sus procesos evolutivos en su técnica, estilo y manejo de color. La refracción del paisaje y las figuras características de la obra de Pepe nos invitan a pensar en las múltiples vidas e historias que habitan las realidades amazónicas”.
Es bueno mencionar que Morey antes de encontrarse con esta corteza ya había desarrollado más de cincuenta técnicas investigadas entre figuras humanas y paisajismo con buenos resultados; por sus diferentes trabajos le valió para ser seleccionado por el MINCUL como artista del Bicentenario Arte e Historia, Sueños y Realidad, fue reconocido por la Alcaldía de Maynas como “Hijo ilustre” y el Gobierno Regional de Loreto lleva como escudo su creación, coincidente y agradablemente el escudo de Maynas lo hizo su padre Víctor Morey Peña.
“Si quieres ser artista, no debes tratar de agradar a nadie con tu obra”, con esta frase nos dejó José Morey Ríos, dejando un gran legado para la familia y sus alumnos de Bellas Artes de Iquitos quienes con mucha adhesión le acompañaron hasta el final.
Ahora descansa maestro, continúa trazando tus líneas dejándote llevar por tu “maestra silenciosa” al lado de grandes artistas como César Calvo, Américo Pinasco, Víctor Morey, Tito Pinedo, Yando Ríos, César Ching, entre otros grandes exponentes del arte amazónico, poniendo en evidencia que en esta parte del Perú hay mucho por mostrar y conocer. Carpent Tua Poma Nepotes.