Dos muestras de pintura se inauguraron esta semana en la galería ENLACE, la del cubano José Bedia y la del artista peruano Jairo Robinson. Llegamos hasta San Isidro donde pudimos contrastar y disfrutar de la variedad de obas de estos dos artistas.
José Bedia, nació en La Habana (Cuba), el año 1959; es considerado por muchos uno de los más grandes creadores vivos del Arte Cubano de dentro y fuera de la Isla; fundador de la Generación de los “80´s Cubanos”, integrante de la radical Volumen I, quienes significaron un cambio tajante en la trayectoria cultural del proceso post-revolucionario cubano. Un artista que ya ha mostrado su obra en museos y centros de arte de gran prestigio internacional, como el MOMA de New York, el Georges Pompidou, de París, el MARCO de Monterrey, el Museo de Arte Contemporáneo Carrillo Gil, y el Museo Rufino Tamayo de México DF, entre otros. Se formó en la Escuela de Arte San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte, ambos en su ciudad natal. Emigró a México en 1991 y a Estados Unidos en 1993.
Robinson (Lima, 1982), realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima entre los años 2003 y 2007, egresando de las especialidades de dibujo y pintura. Ha presentado su obra individualmente en las muestras: “Bosques” (Yacana arte & rock Bar, 2008), “Construcciones” (UNIFÉ, 2009) y “Pinturas” (Hotel los Delfines, 2010); además ha participado en muestras colectivas realizadas en importantes centros culturales y galerías de Perú, Estados Unidos, España, Alemania e Inglaterra. Su obra se encuentra en las colecciones de la Escuela de Arte Emilio Caraffa (Córdoba – Argentina); en el Coliseo Roberto De Vicenzo (Buenos Aires – Argentina) y en el Museo de las Américas (Miami – Estados Unidos). El año 2010 fue seleccionado como finalista en el XIII Concurso Pasaporte para un artista, organizado por la Embajada de Francia en el Perú.
Irrupción presenta un conjunto de obras de mediano y gran formato, trabajadas en acrílico sobre tela, cada una titulada al más puro estilo de las obras abstractas, haciendo alusión al número y fecha de “construcción”. Las construcciones de Jairo Robinson transportan al espectador en un viaje que lo sumerge en planos que tratan de dominar lo irracional del ser humano, convirtiéndose en el triunfo de lo real y no real a la vez, en el triunfo de lo inasible.
Logramos apreciar a través de ese -aparentemente parametrado- mundo virtual, una capa de color fijada a la tela de manera instintiva e irracional, que parece luchar por no desaparecer bajo esas líneas rítmicas que se entrelazan y yuxtaponen, como vencedoras sobre los que serían los vestigios más genuinos y primitivos de la esencia humana. Son estas líneas y planos calculados los que nos transportarán sutilmente hacia un interior que no ubicamos, hacia una aparente realidad que buscaremos hasta llegar a un punto del cual tal vez tengamos la sensación de no retorno.