Muestra Antológica. Pinturas 2004-2018 el jueves 05 de julio a las 7:00 p.m. en la Galería Juan Pardo Heeren del ICPNA Lima Centro (Jr. Cuzco 446, Cercado de Lima) compuesta por una selección de más de veinte pinturas al óleo realizadas en los últimos catorce años.
Su pintura opta por un realismo neoexpresionista que rompe las barreras entre arte y vida. Elegíaca, de fortaleza, expresividad y oficio. El artista nos traslada a su imaginario personal y críptico: El cuerpo humano y la carne que lo reviste. La sensualidad y el drama que en sí representan la vida. Suntuosos colores encendidos que remiten a los fovistas franceses y las formas figurativas, dramáticas y gestuales, de los expresionistas.
La historiadora del arte por la Universidad de Murcia, Dra (c) Alba Choque Porras, curadora de la exposición, señala en el texto del catálogo:
“Desde su incursión en el mundo del arte, el lenguaje plástico de Iván Fernández- Dávila se ha centrado en obras que expresan un intenso juego de presencias ocultas, una obra inquietante, evocadora de impulsos, sentimientos y deseos, de fuerza transformadora y creativa, donde la pintura es utilizada como instrumento catártico de sus emociones, expresando estados de ánimo y aportando aspectos no visibles contenidos en la consciencia del artista: Su pintura se convierte en una serie de ideas y sentimientos elaborados no bajo una fórmula única sino que ha ido evolucionando a través del tiempo mediante el diálogo del fauvismo y el expresionismo, donde afloran referentes desde Cézanne, Kirchner, Freud, Bacon, Humareda y Herskovitz sea desde la forma representada o desde el pensamiento crítico transferido a lo visual.
Si hay una constante en su obra, ésta tiene nombre: la intensa mirada del pintor. No es una visión indiscreta del artista, sus personajes en su mayoría femeninos saben que él las mira. Así, Fernández-Dávila ejerce su control sobre ellas, a través de una pincelada de gran carga psicológica y expresiva, plasmando a través del color su visión intensa de la fragilidad de la existencia humana. La soledad, el agobio, el pesimismo, la ironía, lo poético, la sórdida angustia del hombre en la sociedad moderna, son mostrados por el artista, usando al color como espíritu de la forma, como existencia independiente.
Esta exposición recoge una selección de obras modeladas por el artista, partiendo de la figuración y separadas por el empleo técnico de una pincelada que va pasando del trazo sereno a empastes inclusive violentos, y en otros donde el colorido es furioso, brillante, estridente, forjando el contraste de complementarios para generar luz y fuerza expresiva. Colores antinaturales, es cierto. Porque el color está al servicio de la expresión subjetiva del artista, de contornos irregulares pero muy marcados que refuerzan los aspectos más ocultos y siniestros de sus personajes.
Las escenas personales son temas recurrentes: el taller del pintor, el dormitorio, los espacios donde él vive o los lugares que han marcado su huella imaginativa, matizados por un gusto sensual, que aborda incluso lo erótico. Es en esta realidad carnal, donde la propia imagen del artista participa en claras oportunidades desde lo interno como lo externo, las implicaciones perturbadoras de sus imágenes ofrecen múltiples lecturas.
Compone segmentando abruptamente los planos y fracturando la figura en ángulos contorsionados, los cuerpos se arquean, se exhiben, se exponen u ofrecen. Renuncia a la perspectiva normal, creando ángulos visuales y puntos de vista inesperados, desde arriba o de perfil, que desfiguran y deforman lo representado, su búsqueda no es de la belleza ideal sino de la esencia humana…”