Escribe Renato Sandoval Bacigalupo Director de Festival Internacional de Poesía de Lima (FIPLIMA).
Por cuarta vez la Editorial Nido de Cuervos organiza el Festival Internacional de Poesía de Lima (FIPLIMA) , luego del tan resonante como inesperado éxito que tuvo en 2012, 2013 y 2016, al que asistieron miles de amantes de la poesía y, por cierto, centenares de poetas nacionales y extranjeros provenientes, respectivamente, de todas las regiones del Perú y de más de cuarenta países de cuatro continentes.
Si se quiere tener una idea de este fenómeno, basta con referirse a la medición (por alguna razón, aún no revelada por los medios) que de la versión del año pasado realizó Meltwater, agencia internacional especializada, por encargo de Promperú: el alcance del festival a nivel mundial fue de más de 327 millones de personas, sin contar con su difusión por redes sociales. En esta nueva versión la meta es por lo menos replicar tal impacto, sobre todo para que el FIPLIMA se consolide como un referente obligado, tanto a nivel local como internacional, cuando se hable del desarrollo de sinergias entre la sociedad civil, el Estado y la empresa privada mediante la cultura, en general, y la poesía, en particular.
Como es evidente, este festival es una apuesta por un bien por demás intangible y nada comercial como lo es la poesía, en especial si se la compara con otras artes, con la diferencia de que al ser el lenguaje su materia prima, es común a todos los seres humanos. He ahí su ventaja comparativa frente a otras manifestaciones culturales, y es por tal razón que creemos que la poesía es de todos y para todos, sin excepción.
Periódicamente, tal vez por razones alarmistas e incluso oportunistas, se pregunta si la poesía aún existe en el Perú. La existencia de este FIPLIMA como el surgimiento de más festivales en diferentes lugares del país lo demuestra a todas luces. No importa quiénes la ignoren, la ninguneen y hasta la combatan; la poesía no solo sobrevivirá sino prevalecerá cuando los básicos valores de nuestra sociedad en permanente crisis demuestren, cabal o dislocadamente, lo más propio y lo más urgente en nuestras vidas, sin importar raza, cultura, lengua, género y un largo etcétera que, por su variedad, suele ser motivo para la guerra, la injusticia, la discriminación, el odio, que desde siempre fustigan sin piedad nuestro mundo.
Dos ejemplos claros de que, mediante el FIPLIMA, la poesía se ocupa de estos asuntos tan importantes es que el tema central de esta versión es abordar, poéticamente, la situación de la mujer en el Perú y en el mundo (violencia, feminicidio, falta de empoderamiento…). Por ello, en esta ocasión, la representación peruana está compuesta solo por poetas mujeres. También habrá mesas y declaraciones alusivas, incluida el reconocimiento de Magda Portal (1900-1989), considerada una de las fundadoras de la vanguardia de la lírica nacional.
Fórnix 10
Además, hay que destacar la presencia de Países Bajos como país invitado de honor, cuya tradición cultural (pintura, filosofía, arquitectura, cine, literatura…) es desde siempre de primerísima línea. Pensemos, si no, en Spinoza, Erasmo de Róterdam, la pintura flamenca, Vincent Van Gogh, Piet Mondrian, Willem de Kooning, Ana Frank, Hugo Claus, Lucebert, Cees Nooteboom. Sin ellos y sin los seis poetas neerlandeses que están ahora con nosotros, el mundo sería menos habitable y menos digno de los seres humanos. Por cierto, todos debemos aprender lo mejor de los otros, pero también hacer frente a los que siembran discordia, dolor, desolación y execrable muerte.
Por ello, insisto que ha llegado la hora de devolverle a la palabra algo de su dignidad, fuerza y polivalencia muy venida a menos por tanto discurso cargado de sofismas, mentiras y banalidad, tal como se comprueba a diario en la vida privada y en la cosa pública, para no aludir a la actual y lamentable coyuntura política que inflige al Perú. Hacer que mediante un evento como el FIPLIMA la palabra en sí misma sea la protagonista en un tiempo en que a ella ya no se la respeta, es una manera de decirle NO a la hipocresía y al doble discurso, pero también de recuperar lo más valioso de nosotros con la esperanza de algún día poder querernos y respetarnos más. Solo es cuestión de que todos deseen lo mismo al mismo tiempo, unánimemente, para que esto se haga realidad. Y de ahí nuestro lema principal e irrevocable: “TODO LO IMAGINABLE ES POSIBLE”.