Opinión

¡Insurgencia democrática!  

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

Los podridos que gobiernan no tienen legitimidad y son repudiados por la inmensa mayoría; los medios de comunicación tradicional están subordinados al gobierno por la publicidad estatal y son percibidos como prensa corrupta.  Las cotidianas crisis políticas no tienen una naturaleza ideológica, ni programática; todas ellas se desarrollan en un ámbito gansteril en las que los fiscales y corruptos danzan al ritmo del fujimorismo.

El monopolio farmacéutico del Interbank, tendrían como aliados a las mafias que desabastecen de medicamentos a las farmacias de los hospitales públicos para lucrar con la salud de los peruanos. Han convertido al colegio de farmacéuticos en gestores de sus intereses en el Congreso y el ministerio de Salud. Incluso, “El Comercio” detalla las visitas “protocolares” al ministro de Salud, un hombre limitado y miembro del partido de César Acuña.

Los bancos han impuesto una estructura jurídica que protege sus intereses en todos los ámbitos de poder; controlan la fiscalía, el poder judicial, el ejecutivo, el establo parlamentario, y la SBS con migajas. Los medios de comunicación informan tímidamente de las exorbitantes ganancias que obtienen a través de la usura y su tácita alianza con el crimen organizado. La SBS, no es un organismo regulador, sino la mesa de partes de los bancos.

La Sra. Heysen ex funcionaria del BBVA, es estricta en la supervisión a las cajas municipales y cooperativas, pero, con el BCP que cometió delitos no actúa, ni ha intervenido al banco que financia la corrupción fujimorista; tampoco sanciona la inseguridad informática de los bancos. Los podridos del gobierno, del parlamento, de los gobiernos regionales; los partidos políticos de izquierda y de derecha, las centrales sindicales son cómplices del oligopolio bancario que aterroriza a millones de familias con juicios coactivos que amenazan con quitarles sus propiedades, automóviles, y maquinaria industrial. Los intereses usureros son una amenaza a la vida de millones de peruanos.

Miles de familias son extorsionadas por estudios de abogados que según ellos representan a los bancos y tienen métodos de cobranzas extorsivos, difamatorios, y de terror. Frente a esta dramática realidad, ni la policía, ni la fiscalía, menos el poder judicial actúa. El gobierno y el parlamento son parte de esa estructura mafiosa.

La minería, la agricultura, la salud, y la educación están abandonadas; algunos imberbes creen que la presencia del Estado significa más burocracia. No entienden que el monopolio de la fuerza está en la ley y que esta es la única garantía del estado de derecho, sin embargo, la ley se ha convertido en un instrumento de opresión de los grupos de poder económico que tiene al Estado capturado y subordinado a sus intereses. No hay otro camino que la vacancia, la insurrección democrática, y la revolución social para acabar con los podridos.

Insurgencia democrática para echar a los podridos del poder; revolución social para democratizar el crédito a través de la competencia financiera; acabar con el monopolio farmacéutico; pacto político para que la minería financie la infraestructura agraria y educativa. Reorganizar el sistema de salud para que sirva a todos los peruanos. Sin trenes, ni aeropuertos, ni carreteras, ni internet y sobre todo sin seguridad ciudadana no tenemos posibilidad de desarrollar la industria del turismo. Está realidad no es tarea para los podridos que han fracasado y están ahogados en la corrupción.

La inmensa mayoría radical que no tiene referente ideológico, que trabaja, estudia, bebe, baila y disfruta la belleza del Perú, no puede estar sometida a los podridos. Ha llegado la hora de la vacancia, de la insurgencia democrática, y de la revolución social. ¡Todos debemos Salvar al Perú!

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