La situación en el país galo se muestra conflictiva, porque de acuerdo a una reciente encuesta, el 59% de los franceses no tienen la voluntad de vacunarse contra el covid-19; lo que convierte a Francia en el país europeo con mayor resistencia a la vacuna.
En estos momentos se está impulsando un proyecto de ley ante el Consejo de Ministros para establecer un conjunto de normativas frente a la nueva crisis sanitaria que enfrenta el país.
Específicamente, están viendo la posibilidad de promulgar una serie de decretos que prohíban el normal desenvolvimiento de los ciudadanos. Como el cierre de establecimientos en general y las concentraciones en la vía publica. Incluso, dentro de las medidas, se implantarían protocolos para condicionar las restricciones, con previa presentación de resultados clínicos negativos y/o tratamientos preventivos que hayan sido monitoreados, incluida la administración de la vacuna anti Covid.
En ese sentido, la oposición presume que, bajo esas restricciones, se esconde una obligación de la vacuna para poder realizar una vida común.
Sin embargo, el presidente Emmanuel Macron anunció que pronto los ancianos empezarán a vacunarse, pero que esta dosis no sería obligatoria, algo que hoy mismo ratificó el ministro de Salud Olivier Véran. Las palabras de Macron fueron contundentes: “Repito, la vacunación (contra covid-19) no es obligatoria”.
