Opinión

¿Industria cinematográfica en el Perú?

Lee la columna de Edwin Cavello

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La industria cinematográfica en el Perú es una farsa. Un país que no valora su cultura jamás podrá desarrollar una industria sólida en el sector cultural, y el cine no es la excepción. A pesar de que el Ministerio de Cultura (MINCUL) menciona a menudo la importancia de fomentar esta industria, la verdadera situación es desalentadora. El cine peruano sigue siendo considerado un lujo para unos pocos, y la falta de apoyo institucional deja a los cineastas peruanos en una constante lucha por sobrevivir.

El cine en el Perú es menospreciado por autoridades que parecen desconocer el valor histórico y cultural que tiene la memoria visual. Mientras tanto, esa indiferencia es aprovechada por personajes que se disfrazan de funcionarios públicos para lucrar con el escaso material cinematográfico que sobrevive en espacios privados. Esto demuestra el verdadero desinterés por construir una infraestructura sólida que permita al cine peruano prosperar.

Es imposible hablar de una industria cinematográfica cuando no existen ni siquiera las bases necesarias para su formación. Nuestro país carece de una facultad de cine que permita formar a futuros profesionales. Los peruanos que quieren estudiar cine, tienen que hacerlo fuera del país, y para eso deben tener los recursos económicos, mientras que el resto se ve obligado a convertirse en autodidactas, muchas veces en condiciones precarias. Este elitismo sigue vigente, reforzado por un MINCUL que distribuye fondos de manera selectiva, favoreciendo siempre a los mismos cineastas y dejando a las nuevas voces sin oportunidades.

Por otro lado, resulta grosero hablar de una industria cinematográfica en el Perú cuando ni siquiera se tiene una cinemateca, un espacio fundamental para conservar y promover el cine nacional. La promesa de crear una cinemateca se arrastra desde la década de los setentas, pero aún no se ha concretado. Esta falta de interés en preservar nuestro patrimonio cinematográfico es otro reflejo del escaso compromiso del gobierno con la cultura.

Mientras tanto, países como Chile, Argentina y Colombia han logrado avanzar significativamente en el desarrollo de sus industrias cinematográficas. Estos países no solo han invertido en formación y conservación, sino que también han logrado que sus cineastas encuentren mercados locales e internacionales para sus obras. En comparación, el Perú sigue dando pequeños pasos en un terreno infectado por la corrupción.

(Columna publicada en Diario UNO)

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