A partir de 1849 llegaron a Perú los primeros inmigrantes chinos como peones contratados o culíes, desde los lejanos puertos de Macao (que pertenecía al Portugal) además Hong Kong y Cantón, para establecerse en los valles de la costa.
Se dice que en siglos pasados, navegantes chinos arribaron a las orillas de América antes de que Colón oficializara su descubrimiento y quién sabe si no se asentaron por nuestros valles como afirma Alex Harlicka en su Teoría Inmigracionista.
Con el tiempo, los inmigrantes chinos buscaron asentarse formando parejas con las mujeres de nuestras tierras dando así lugar a un mestizaje que se llamó Tusan. Este término se ha extendido a todo aquél que tiene procedencia china en Perú.
Aparte de su exquisita gastronomía que fusionada a la nuestra creó una nueva con nombre propio y gusto aparte, ubicando sus atractivos restaurantes, llamados chifas en el cercado de Lima, más propiamente en la calle Capón, los inmigrantes además nos trajeron su maravilloso arte en forma de porcelanas, sedas y esos adornos de hechura tan delicada que parecen irreales, como también su pintura donde priman flores, aves, los farolillos de tela, paisajes y figuras de personajes de la época de los mandarines.
Un viaje hasta oriente
Si hablamos de pintura china, necesariamente debemos referirnos a la antigua técnica del pincel, la tinta china y tinta, elementos de la escuela tradicional llamada Guo Hua cuya característica principal fue el empleo de papel de arroz o de seda fina. Este arte tradicional es una forma de la unidad del ser con el cosmos, es el corazón del hombre.
Por siglos, el arte chino no recibió influencias externas hasta el siglo XIX en que los artistas como Ong Schon Tchow, empezaron a estudiar en Occidente.
Los nuestros
En el Perú, hay un florecimiento inusitado de grandes artistas tusanes en diversas ramas del arte, así los hermanos Alvaro y Gonzalo Macalopú Chiú. Alvaro es autor de una bella escultura de la serpiente que se exhibe en un distrito limeño y Gonzalo, es un prolijo y aplicado ilustrador .Ambos fueron premiados por sus trabajos.
Entre otros artistas están, José Huerto Wong, Marcelo Wong, Gisela Lu, Alvaro Changsay, Sun Cok, Diego Laú, Kioshi Shimabuku.
Un gran maestro
Y antecediendo a estos nombres, se encuentra el de un artista que ha incursionado en la pintura y fotografía con notable éxito. Me refiero al maestro Carlos Chong (Lima 1948) nacido en Lima y de padre cantonés y madre trujillana. Un mestizaje que unió dos ancestros; el oriental y el mochica-chimú, esta unidad le ha servido al maestro Chong para perfilar una obra múltiple, pictóricamente hablando, especialmente en las tendencias figurativas y surrealistas.
Con suma sencillez, nos hace partícipes de su filosofía de vida: “Pinto lo que puede ser fotografiado, aquello que procede del sueño o del inconsciente. Fotografío las cosas que no quiero pintar, las cosas que tienen una existencia en ese momento”.
Los estudios de fotografía los realizó con dos maestros italianos y más tarde trabajó en este oficio en las galerías, Ivonne Briceño, Trapecio, Camino Brent. La fotografía le sirvió para pagar sus estudios de arte en la Escuela de Bellas Artes. Años después (1983) estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Las Palmas, en la Gran Canaria.
Su trabajo pictórico ha recibido diversos reconocimientos como el obtenido en el Festival de Ancón en 1978. En 1989, el Diploma de la Fundación del Carnaval de Las Palmas en la Gran Canaria.
Actualmente da clases de pintura y fotografía en su casa- taller.
Lima Gris, conversó con el maestro Carlos Chong, en busca de respuestas a algunas interrogantes nuestras.
En el Surrealismo de su pintura, hay elementos orientales como indoamericanos. ¿Se debe a su origen tusan?
Crecí disfrutando del conocimiento y aprendizaje de 2 grandes culturas. Por parte de mi padre de la Cultura China y por parte de mi madre del país donde nací: Perú. En mis pinturas esta condición se evidencia en el proceso creativo. Sé que en mis obras hay reflejos de orientalidad y eso obedece a mi condición de Tusán.
Sus inicios en el arte pictórico están inscritos en experiencias infantiles y juveniles asistiendo a exposiciones. ¿Sus padres promovieron ese acercamiento al arte plástico?
En mi casa cuando éramos niños con mis hermanos, teníamos al alcance una enciclopedia de tantos tomos como letras del abecedario español, y en sus páginas descubrí el fabuloso mundo de la pintura y de los grandes pintores y sus obras.
¿Qué motivaciones recogidas en las Islas Canarias le sirvieron para aplicarlas a su trabajo pictórico? ¿O quizá fotográfico?
El color del cielo en Islas Canarias (África) contribuyó a enriquecer mi gama de colores, propia del pintor limeño que emplea tonos grises. También los mitos y leyendas de esos lugares, amentaron mi temática fantástica surrealista.
¿Ivonne Briceño o las hermanas dueñas de Trapecio, fueron claves para su desarrollo fotográfico?
Cuando empecé como profesional en la pintura, estas personas me conocían por mis trabajos en la fotografía.
Hay algo de angustiante como en el Grito de Munch en algunas de sus creaciones. ¿Fue motivado por la cercanía a los pacientes psiquiátricos?
Mi acercamiento a los pacientes de Salud Mental, lo vengo realizando hace 5 años atrás. Me considero un pintor o dibujante de temas fantásticos. En todo este tiempo dedicado al arte, como 50 años, afloran en mi temática de fotos o pinturas, escenas que a veces nos muestran la angustia existencial del hombre de estos tiempos.
¿Por qué no quiere pintar ciertas cosas o momentos y prefiere trasladarlos a la fotografía?
No soy pintor de temas como: paisajes, bodegones o retratos tradicionales. Soy pintor de “realidades imaginarias”. En la fotografía capto lo real con una mirada fotográfica cultivada a lo largo de los años.