Una historia de película. En el año 2023, la Superintendencia Nacional de Migraciones le otorgó un permiso a la ciudadana venezolana Duiliana Sánchez Pereira para que saliera del Perú por un plazo de un mes debido a un viaje que iba a realizar a Europa el pasado 24 de setiembre.
Durante su trayecto por el viejo continente ella visitó París, en Francia, así como Roma y Venecia, en Italia. En este último país fue donde todos sus planes cambiaron de repente. Ella denuncia que fue víctima de robo. Los delincuentes se llevaron su cartera donde tenía su pasaporte y permiso de trabajo.
De retorno al Perú, cuando quiso pasar por el control migratorio se percata que no contaba con sus documentos, imposibilitándose así su salida del aeropuerto.
Su abogado, Gabriel González, contó al dominical Cuarto Poder que la mujer acudió a la Embajada de Perú en Italia para pedir un salvoconducto, el cual no se le fue otorgado. Le dijeron que debía ir a la Embajada de Venezuela para que le otorguen este salvoconducto, el cual solo le permitiría ir a su país de origen. Por ello, no puede salir de esta zona del aeropuerto Jorge Chávez. Una vez en Venezuela, tendrá que volver a tramitar su pasaporte.
De acuerdo a su testimonio, no hay un espacio dentro de la sala de embarque donde pueda estar completamente a oscuras, por lo que dormir le resulta complicado y cuando lo consigue solo lo hace por un par de horas.
“Esto es cero privacidad. Son los lugares, donde yo duermo, se puede entender qué pasa por acá mucha cantidad de gente. Yo acomodo mis cosas y me acuesto. Hace dos días me dieron desayuno y almuerzo a las seis de la tarde. Para bañarme, a partir del cuarto día, fue que me permitieron bañarme. Estuve cuatro días sin poderme bañar, con la misma ropa”, dijo al citado programa.
“Tampoco te permiten visitas. Tengo acá mi ropa, ellos pidieron permitir el acceso por lo menos de ropa interior, medias, siquiera eso. Ya no aguanto, ya no puedo con esta situación, tengo un mes acá, durmiendo mal, me duelen los huesos, me duele la columna, me duele la cabeza, me duele la barriga, no tengo ni siquiera para comprarme medicamentos. Me siento sola”, agregó.
Cuenta la joven de 28 años que no es la única que tiene esa condición en el aeropuerto. Cuenta que hay otros viajeros que también se encuentran varados en el área internacional. “Hay un chico de Nepal, hay otra persona, de Asia, que tiene dos meses y que vive peor que yo realmente. Perdió su documento de viaje también”, comentó.