Policial
¡Increíble! Transportistas subirán sus tarifas para poder pagar a extorsionadores [VIDEO]
La ruta B, que va del Cercado de Lima a Los Olivos, tiene que pagar hasta 15 soles diarios a mafias para poder salir a trabajar.
Normalizando las extorsiones. El país se encuentra a la deriva, pero nuestra presidenta prefiere irse de viaje. Ahora, para abrir un negocio, uno tiene que evaluar el alquiler del local, el pago de los servicios, pago de personal, arbitrios municipales, y además de todo eso el pago para los extorsionadores. Sí, para trabajar en el Perú uno tiene que ceder a las amenazas, caso contrario nuestras vidas podrían terminar a manos de un sicario que recibió menos de 100 soles.
Supuestamente el Ministerio del Interior tiene un “plan articulado” para dar con la captura de los cabecillas de las distintas organizaciones criminales que han sectorizado la capital, pero todo sigue como si nada. Ni mil estados de emergencia pueden evitar que ciudadanos modestos tengan que agachar la cabeza ante los extorsionadores. Tal es el caso de la empresa de transporte conocida como la “B”, que se ha visto obligada a incrementar su tarifa 50 céntimos más para poder pagar precisamente a los extorsionadores.
En las propias unidades de esta línea han colocado avisos con el nuevo tarifario.
Los usuarios, en su mayoría, aceptan el incremento para dirigirse a sus centros laborales o de estudio. Es decir, esta aplicación ya se ha iniciado desde hace dos semanas.
El pago de cupos se ha convertido en un gasto habitual dentro de la rutina diaria de los transportistas. “Todos los días estamos con miedo de que nos extorsionen”, admite uno de ellos. Los montos varían según la ruta o el tamaño de la unidad, y en algunos casos, el aporte diario puede ir desde diez hasta 15 soles.
“Tenemos que pagar más, porque si no pagamos, nos espera algo peor”, señala otro conductor para un medio periodístico.
El dato:
Esta situación se repite en varias líneas de transporte que circulan en Lima y Callao. La extorsión afecta no solo a los conductores, sino también a las familias que dependen del servicio público. La costumbre de pagar para poder trabajar se ha establecido, y la mayoría acepta el incremento en las tarifas como parte de la nueva realidad.