Un importante cargamento de cocaína valorizado en más de 50 millones de dólares fue incautado por el Grupo Escorpión de la Dirección Antidrogas (DIRANDRO) de la Policía Nacional del Perú (PNP) y en la que estarían involucrados 4 mexicanos y 3 peruanos para su exportación al país Azteca, y desde ahí a Estados Unidos.
En las alturas de Cieneguilla, en un lugar conocido como “La cueva”, ahí se ubicaba un condominio privado adquirido por un subalterno del hijo de “El Chapo Guzmán” para el almacenamiento de los “ladrillos” de cocaína dentro de una bóveda subterránea; lugar insospechable que solo los sabuesos de la DIRANDRO pudieron rastrear y dar con el paradero de uno de los cárteles más sanguinarios e importantes en el mundo.
Y sí, realmente fue necesaria la participación literal de perros para la detección del escondite donde se encontraba camuflada la droga, ya que su ubicación a simple vista a ojos humanos era prácticamente imposible. La sofisticación de esos almacenes son pieza clave para que esos grupos sean considerados como uno de los mejores organizados a nivel mundial.
Pero dar con el paradero de la ilegal mercadería no fue por obra del azar, sino que los agentes antidrogas durante meses hicieron seguimientos de los enviados por Iván Guzmán, mejor conocido como “El chapito”, hijo de “El Chapo” de Sinaloa, Joaquín Guzmán. A través de las pesquisas de investigación los agentes lograron determinar que la droga provenía de Tocache por los peruanos, y era almacenada por los mexicanos para su posterior envío al extranjero.
El nexo en Perú de toda esa droga era Servando García Castillo, alias “Pedrito”, quien fue seguido por los agentes antidrogas desde octubre del año pasado. Junto a él habían dos peruanos más quienes desde Tocache realizaban los envíos hasta la capital.
En tanto, el representante del Cártel de Sinaloa era Alejandro Mejía Gaspar, ciudadano mexicano, al que fue intervenido en su casa de La Molina por los agentes de la DIRANDRO; en su posesión se encontró más de 30 mil dólares en efectivos escondidos en distintas partes de su residencia. “Me iré tranquilo a la cárcel. Si hablo pago yo y mi familia en México” fue lo que dijo Mejía Gaspar a los efectivos antidrogas una vez que se dio cuenta que no tenía escapatoria.
El “Chapito” Guzmán
Iván Archivaldo Guzmán Salazar (37 años), es considerado el heredero natural del Cártel de Sinaloa. Su vida está llena de lujos y viajes alrededor del mundo; siempre exhibiendo en las redes sociales sus adquisiciones como cientos de autos de alta gama, o armas enchapadas en oro. “El chapito” es ahora uno de los hombres más poderosos en todo el planeta, y líder de una organización criminal que ha extendido sus tentáculos desde hace algún tiempo en tierras peruanas.