Es difícil entender cómo teniendo presupuesto se puede realizar algo mal. Si nos ponemos a pensar que la II Bienal Mario Vargas Llosa tuvo como premio 100 mil dólares, eso nos hace imaginar que el presupuesto para la realización de la bienal no ha sido nada despreciable. Mucho más cuando tienes a varias universidades y empresas que supuestamente respaldan el evento.
La bienal fue mal llevada en varios sentidos, desde las conferencias, los temas y la premiación. Las conferencias estuvieron aburridas, y por momentos eran bostezos infinitos. Ver a escritores preocupados más en inflar el pecho, masajearse el ego y por momentos amenazantes de alguna felación, nos hizo pensar que el nombre Vargas Llosa le ha quedado bastante grande al evento.
El proceso creativo en la literatura, Homenaje a Umberto Eco, La herencia de Cervantes, La crónica periodística y la literatura, fueron solo rótulos que lograron atraer público, es decir, sirvieron como el clic fácil en redes, pero no llegaron a satisfacer el interés de los presentes.
Las conferencias por momentos parecía un té de tías y por ratos una competencia por parafrasear a los muertos. Muchos de los escritores estuvieron más preocupados en hacer una buena pose para salir bien en la foto, que hilar un buen comentario sobre literatura. Aquí se vivió una lucha de egos, dejando de lado la literatura.
En las conferencias se olvidaron del Inca Garcilaso, que junto con Cervantes y Shakespeare celebran sus 400 años. Curiosa bienal que pretende hablar de literatura ignorando a un personaje nacional tan importante como Garcilaso. De nada sirvió la participación de la Ministra de Cultura, bueno, le sirvió a ella, solo para tomarse la foto.
Pero lejos de poses y masajes al ego, lo que más llamó la atención, fue la noche de la premiación, la gran final, el cierre de la bienal en el Teatro Nacional. Algunas cosas mencionaré sobre esa noche.
Primero, el teatro estaba casi vacío, cien personas es mucho si le quitas los invitados y los acompañantes. La poca convocatoria parece que fue apropósito, es como que quisieron ser solo una elite de las letras quienes pudieran compartir esa noche.
Un pequeño grupito que sonreía e intercambiaba halagos envueltos de futuros favores literarios, o mejor dicho, el lobby caleta teatralizado en una sola escena. El inicio de la premiación lamentablemente fue un dolor de cabeza. Una mala elección comenzar mostrando las fotos forzadas y sin alma de Daniel Mordzinski. Unas flores de plástico se ven más naturales al lado de las imágenes del susodicho fotógrafo.
Por su parte Juan José Armas Marcelo, resultó ser un desastre como moderador. Lo que pudo haber sido una interesante charla, se convirtió en un aburrido y por momentos torpe intercambio de palabras entre escritores. Una lástima cuando no se sabe aprovechar este tipo de espacios con temas puntuales e interesantes. Un mimo lo hubiera hecho mejor.
Pero la noche continuó, luego de los calambres y la falta de entusiasmo en el Teatro Nacional, llegó el turno del elenco Nacional de Folklore, un espectáculo que valió la pena ver, y que en parte saldaba la visita. La danza puneña puso el ritmo y color, y además nos hizo recordar al gran escritor Carlos Oquendo de Amat.
El escritor Carlos Franz recibiendo el abrazo de su esposa, luego de ser anunciado como el ganador de la noche.
Lejos de todo lo negativo, hay que resaltar la importancia de este premio, pero no solo se trata de que exista, sino de hacerlo bien. Al final lo que importó esa noche fue saber el nombre del ganador de la segunda bienal. El escritor chileno Carlos Franz se llevó los 100 mil dólares por su obra “Si te vieras con mis ojos”.
Yo con mis ojos solo vi una segunda bienal que dejó mucho qué desear, y que a comparación de la primera no tuvo un balance positivo.
Escritor Carlos Franz, ganador de la II Bienal Mario Vargas Llosa.