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II Bienal de fotografía de Lima y el verso para legitimar una obra

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Curador Miguel López

Comenzó la II Bienal de Fotografía de Lima con algunas muestras interesantes y otras para el olvido. Entre las inauguraciones que se realizó esta semana hubo una que me llamó la atención, la muestra de la fotógrafa Luz María Bedoya titulada “Líneas, palabras, cosas” curada por Miguel López y que se presentó en el ICPNA de Miraflores. Luego de recorrer la muestra y ver piedras, ventanas, nubes,calles y video, salí muy decepcionado. Entendí que ahora cualquier fotografía puede ser considerada arte y estar presente en una Bienal, siempre y cuando se tenga un discurso armado para legitimar la obra.

Luego de ver una serie de fotos de piedras colocadas sin mayor orden, que llegaron a mi correo junto con la nota de prensa, lo primero que hice fue postear el envío en mi muro de Facebook y mencionar que esto era parte de la II Bienal de fotografía. Algunos fotógrafos pensaron que se trataba de una broma, otros preguntaron si esto era verdad, también estaban los que se sentían decepcionados y, por supuesto, los que defendían “la obra”.

Para muchos Jorge Villacorta es el gurú del arte y lo que él dice es santa palabra, sus discípulos son varios, por no decir casi todos los jóvenes curadores y críticos que se asoman tímidamente. En Villacorta  han encontrado la luz que les muestra el camino. Este año Jorge Villacorta es el curador general de la II Bienal de fotografía de Lima, es decir, uno de los responsables de lo que se presenta en este evento organizado por la Municipalidad de Lima y el Centro de la Imagen.

Dentro del artístico circuito limeño la argolla es una forma de vida, y esta argolla no es ajena a la Bienal de fotografía, una argolla que hace mucho daño al arte peruano y que está siendo manejada por un grupo de personas que intentan posicionar “artistas”.

Fotografía de la serie Pircas de Luz María Bedoya

Personalmente, creo que en una Bienal se deben presentar los mejores trabajos  o los más destacados, y la muestra de Luz María Bedoya no está a la altura de una Bienal, a no ser que Villacorta te recomiende, así como la recomendó en el 2005 para la Bienal de Venecia. Sus imágenes carecen de una cosa básica: creatividad. Pero lo que abunda es el discurso y la verborrea para convencernos de que los curadores tienen la razón en todo y que ellos jamás se equivocan. Lo que sobran son las palabras y el rollo conceptual de su análisis, con la única finalidad de poder avalar una foto.

Jorge Villacorta  en una entrevista en La Mula dice: “Luz María Bedoya pertenece al área de la creación contemporánea que es calificada como post-medio. Es decir, el área donde ya no importa si antes la fotografía se practicaba con criterios de una estética absolutamente inherente al medio y que estaba circunscrita a la noción de que tienes que hacer, por ejemplo, un buen negativo para luego interpretarlo como quien interpreta una partitura musical y lograr un positivo en el que condenses toda tu intencionalidad estética y que ese positivo sea concretamente LA obra de arte. La era post-medio justamente relativiza de una manera muy fuerte toda esa noción de medios con especificidades técnicas que hacen de ellos cuestiones completamente herméticas en sí mismas. Más bien, la era post-medio abre el campo de juego de la creación contemporánea, muchas veces valiéndose de situaciones en las que las especificidades de los medios (la pintura, la escultura, el grabado, la fotografía) son puestas en entredicho, no necesariamente como una crítica al medio sino porque la naturaleza de los trabajos que se hacen hoy es distinta.

Eso hace que, en nuestro país, alguien como Luz María Bedoya se convierta en una figura que, si bien reconocida excepcionalmente por las cosas que ha presentado, ha seguido siendo una artista secreta, y es recién en esta ocasión que vamos a poder apreciar cómo un número muy grande de sus obras dialogan entre sí y de qué manera también se establecen los términos en los que ha planteado sus obras y que constituyen una estética muy particular, muy valiosa y muy a contramano de la estética de la creación fotográfica actual en el Perú.”

Qué tal, cómo te quedó el ojo, suena bonito, verdad.

El fotógrafo Herman Schwarz dice: “El arte conceptual es una metida de dedo fantástica”  y tiene razón. Conociendo el discurso de este grupo de curadores me animé en ir a la inauguración y escuchar de sus propios labios cómo nos sueltan ese discurso que les gusta tanto.

Qué sucede si conversas con el curador de la muestra y le dices:

1.- Que en las fotos solo ves piedras.

Él levantará la mirada y te dirá que estas fotos de las piedras son una exploración del desplazamiento del paisaje marino costeño. Que esta serie “pircas” son marcas que delimitan lugares y que al mismo tiempo son marcas enigmáticas, y que no sabemos exactamente para qué están.

2.- Que las fotos no te producen nada.

El curador mirará al vacío y te dirá que no cree que no te produce nada, que eso depende de la paciencia, del tiempo y de la sensibilidad de las personas en la relación con esas imágenes, porque en realidad las imágenes en sí mismas son mudas, y para entender cada imagen es necesario recorrer toda  la muestra y poder establecer vínculos que son muy sutiles pero que están ahí; luego nos dice que las obras por sí mismas no significan nada, es decir, tienen que ser encadenadas.

3.- Si le dices que no te gustan las fotos eso te hace un insensible.

El curador te responderá que esto no se trata de que te guste o no te guste, te dirá que el arte no está hecho para que le guste o no le guste a la gente, te dirá que el arte lo que hace es poner en duda la funcionalidad de ciertas cosas, luego agregará que pone en duda la relación de las palabras entre las imágenes, los cuerpos y los espacios, bajo esa posibilidad de dislocar esas relaciones, en la cual ahora uno siente que hay algo raro y que no puede comprender.

4.- Si le dices que no has entendido nada.

El curador sonriendo dirá que esa es una buena señal, que justo ahí es donde ocurren las cosas interesantes y la magia.

5.- Para finalizar le dices entonces que vas por buen camino.

El curador te dirá emocionado que, exactamente porque estás haciendo las preguntas correctas, terminará diciendo que el lenguaje mismo es una ilusión, y que tenemos que descreer del lenguaje y que de las cosas  no tienen que tener solo una interpretación.

Aquí el video de la cobertura y la entrevista con el curador Miguel López.

 

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