Anoche, en el Centro Cultural Ricardo Palma, de Miraflores, se inauguraron dos muestras que forman parte de la II Bienal de Fotografía de Lima. La primera de ellas, montada en la sala Siete Setenta, lleva por título “Fotografía peruana contemporánea”, y la segunda, montada en la galería Raúl Porras Barrenechea, se titula “La fotografía después de la fotografía: la generación del 97. El umbral de las nuevas estéticas”. Definitivamente, había que ir a verlas.
La muestra de “Fotografía Peruana Contemporánea”, realizada por Mario Acha, presenta una selección interesante de fotógrafos, pero el título de la misma debió ser “Fotografía limeña contemporánea”, pues solo aparecen fotógrafos de Lima.
Busqué a Mario Acha para consultarle dos cosas, la primera ¿Por qué se había omitido a los fotógrafos de provincia? Me respondió que en esta muestra se había trabajado solo con fotógrafos de Lima y que más adelante lo harían con provincias. La segunda pregunta era obvia: ¿Por qué utilizar entonces el título de “Fotografía peruana contemporánea” si solo se presentan fotógrafos de Lima y no de todo el Perú? Visiblemente ofuscado respondió que siempre se reclama lo que no hay. Le pregunté por qué la molestia si le estaba haciendo una pregunta, entonces repreguntó ¿y tú quién eres? Le respondí que soy periodista. Entonces me dijo “Tú sabes que para hacer una muestra de todos los fotógrafos del Perú se necesita dinero y para hacer eso nos tendría que auspiciar Kodak, Canon y además necesita mucho más tiempo”.
Es cierto que para montar una muestra bien hecha se necesita de presupuesto y tiempo, pero no pretendamos poner un título que no corresponde a una muestra donde solo se presentan a fotógrafos de Lima. Titular a la muestra como “Fotografía Peruana Contemporánea” es ignorar a las provincias y caer nuevamente en el centralismo y la sorpresa de no encontrar lo que se ofrece. ¿Publicidad engañosa?
El umbral de las nuevas estéticas
Jorge Villacorta. Foto: Cerradura fotográfica.
La otra muestra que se presentó fue “La fotografía después de la fotografía. La generación del 97. El umbral de las nuevas estéticas”, curada por Jorge Villacorta y Carlo Trivelli. Si las fotos que se presentan allí son el umbral de las nuevas estéticas, sin duda alguna debe quedarse ahí, en el umbral.
De esta muestra solo se puede rescatar el 20% de las fotografías, lo demás continua siendo parte del intento por posicionar “artistas” con títulos pomposos como “El umbral de las nuevas estéticas”. Al parecer Jorge Villacorta se divierte mostrando lo que se le antoja con el fundamento de “mostrar algo diferente”. Si quiere mostrar algo diferente que no lo haga en una Bienal, donde se utiliza el dinero de la Municipalidad. Y si desea hacer eso, tiene la pared de su casa para mostrar sus caprichos.
Es cierto que mucha gente ve en Jorge Villacorta a un santo del arte, algunos le prenden hasta velitas, y lo defienden de la crítica con la finalidad de seguir siendo parte de la argolla y continuar trabajando a su lado, y cuando uno expone su punto de vista criticando la verborrea conceptual que nos quieren vender, encuentran en el insulto la mejor defensa. Los críticos no quieren ser criticados, pero estamos en una nueva época, una donde el argumento y la reflexión superan las imágenes de una vaca sagrada y sus terneros heridos.