Opinión

Idas y venidas del ministro de Cultura

Fabricio Valencia Gibaja no tiene poder de decisión en el MINCUL. Todo es digitado desde Palacio.

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No han transcurrido ni treinta días desde que el ministro Fabricio Valencia Gibaja asumió la cartera de Cultura y sus decisiones ya están dando qué hablar. Cuando la exministra Leslie Urteaga dejó el sector tras haberlo socavado durante 21 meses, todos pensábamos que el abogado cusqueño y experto en patrimonio cultural reformularía y pondría ‘orden en la casa’. Sin embargo, al parecer han primado las presiones desde Palacio de Gobierno y no cabe duda que por lo general, las órdenes provienen de allí.

Los que seguimos de cerca la dinámica del Ministerio de Cultura supusimos que Valencia Gibaja tomaría como primera medida separar a los malos funcionarios que Urteaga Peña introdujo; sin embargo, en lugar de ordenar una “poda”, apenas removió a tres de ellos y ha dejado a un ramillete de servidores provenientes de Indecopi y Sunedu y que nada tienen que ver con cultura, porque son expertos en “derechos del consumidor” y “grados y títulos”. 

Lo más desatinado de la gestión de Valencia Gibaja es haber designado al cuestionadísimo Régulo Franco en el cargo de director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco (DDC), pese a que un día anterior el ministro sostuvo una reunión con los trabajadores del sindicato SITRACAS de Cusco, comprometiéndose a no nombrar a personajes cuestionados o con investigaciones por presunta corrupción; sin embargo, eso no sucedió.

Asimismo, designó a Gina Florencia Montecinos Atao, en el cargo de Directora en la OGA. Ella está investigada por Fiscalía por presunta Colusión y Negociación Incompatible en agravio del Estado, porque habría modificado e incorporado adendas de modificación, trasgrediendo así la Ley de Contrataciones del Estado, al haber realizado un pago indebido a un contratista cuando se desempeñaba como Coordinadora de Adquisiciones del SENAMHI.

Ahora bien, tras haber transcurrido una semana de la designación de Régulo Franco en Cusco, el ministro ha reculado y acaba de removerlo del cargo. Valencia Gibaja pudo haberse ahorrado la ‘patinada’, porque antes de nombrarlo fue advertido del video en el que Franco aparece en presunto estado de ebriedad en las instalaciones del Ministerio de Cultura. Esperemos que la separación de este arqueólogo no sirva para reubicarlo en otra área y así despistar a los trabajadores del sindicato de SITRACAS.

(Columna publicada en Diario UNO)

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