Los mercados internacionales están muy inestables. Vimos la burbuja “puntocom” en los 2000, la de las criptos en 2017 y ahora nos quieren vender la inteligencia artificial como si ya estuviéramos en un futuro dominado por robots y automatización total. Pero, ¿y si todo esto es solo una moda inflada que necesita aún mucho más tiempo para madurar?
Veamos NVIDIA, el gigante de los chips que parecía intocable. Sus acciones subieron 239% en 2023, convirtiéndola en la tercera empresa más valiosa del mundo. Pero en febrero, en solo dos días, perdió $200,000 millones en valor de mercado. ¿Por qué? Porque la IA, aunque con potencial, todavía no está generando los retornos económicos esperados que justifican tanto optimismo.
Otro caso: DeepSeek, la startup china que prometía destronar a OpenAI. No duró ni un mes. En pocas semanas, su modelo fue recibido con menos entusiasmo del esperado. No es que la IA no tenga futuro, pero las expectativas han despegado mucho antes de que la tecnología esté realmente lista.
Y en Perú, ¿qué ocurre? Lo mismo, pero a otro ritmo. Se habla mucho de IA, hay cursos, capacitaciones y un creciente interés por el tema. Sin embargo, falta algo clave: infraestructura. Aquí no podemos hablar de una revolución tecnológica cuando ni siquiera tenemos una red de internet y telefonía decente. Las empresas peruanas quieren automatización, pero los cortes de luz, la falta de fibra óptica en provincias y las conexiones lentas siguen siendo un problema diario. Es decir, podemos aprender IA, pero sin infraestructura adecuada para ejecutarla, todo queda en teoría.
No hay duda de que la IA será clave en el futuro, pero su adopción en el Perú debe ir de la mano con inversión en tecnología, centros de datos y una red digital sólida. Si no, corremos el riesgo de inflar una burbuja más, creyendo que estamos en la cúspide de la innovación cuando en realidad ni siquiera tenemos cimientos sólidos para sostenerla.
Es como construir un aeropuerto moderno sin carreteras ni transporte público que lo conecte: un esfuerzo enorme que se desperdicia por falta de infraestructura. La IA puede ser una gran oportunidad para el Perú, pero sin bases sólidas, solo será otro proyecto grandilocuente que no despega.
